Con una mochila para traer sus verduras y frutas, y machete en mano, sale Benito todas las mañanas a su "monte". A sus ochenta años, este amoroso abuelo no sabe y no entiende la palabra descanso.
Benito Chirú Morán, oriundo de Capira, con más de cincuenta años de vivir en Colón, junto a su esposa e hijos, siempre ha trabajado por su familia. Después de esta, la tierra es su otro amor; aunque hace mucho tiempo se jubiló, nunca ha dejado su faena de agricultor.
Como todo hombre de campo, aun en plena ciudad, sus costumbres no las ha perdido. Es imposible mantenerlo en casa, mencionó Donaida, una de sus siete hijos e hijas; él no entiende que ya su organismo no es el mismo de hace unos años atrás.
Tiene doce nietos y dos bisnietos a los que ama como a sus propios hijos. Cuando se enferma uno de esos pequeños, su rostro luce una expresión de profunda preocupación, no está tranquilo hasta que todos los miembros de su familia estén bien.
Es un verdadero ejemplo de padre. Para él no hay hijo bueno o malo, no hay hijo independiente, pues para él, mientras esté con vida siempre hará todo lo que pueda por proteger con cuerpo y alma a todos sus niños, adultos o chicos, todos son sus queridos niños.