Cuatro soldados fueron condenados a cinco años de cárcel por matar a golpes a otro militar, al que culparon del robo de un teléfono móvil desaparecido en la oficina donde prestaban servicios de seguridad.
Otros doce soldados acusados de participar en la agresión contra su compañero, fueron puestos en libertad sin cargo alguno.
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