Ni el incandescente sol de junio ni las pertinaces lluvias de invierno detienen su trabajo: Complacer a ancianos, mujeres, hombres, y hasta a niños, que con sus padres van a sus puestos de venta en busca del billete de lotería que los hará ganar. Esa es la labor de Soledad y María Eneida Rivera, dos hermanas dedicadas a la "entregada" actividad de vender chances y billetes de lotería desde hace 26 y 23 años, respectivamente.

SUS INICIOS

Las hermanas Rivera, que tienen sus puestos ubicados a un costado de la Policlínica Generoso Guardia, en Santa Librada, coinciden en los motivos que las llevaron a dedicarse a la venta de billetes de lotería: la falta de empleo, y la obligación de mantener su familia. "Hay bastantes cosas que se pueden hacer sin caer en las cosas malas", aseveró María Eneida.

Primero, cuenta la hermana de Soledad, doña Juana, que su madre era quien se dedicaba al negocio. Luego, cuando ella no encontró trabajo, decidió también dedicarse a la venta de billetes de lotería; en esos años aún no existía la policlínica de Santa Librada. "En aquellos tiempos, el negocio era más rentable, porque no habían tantos billeteros", aseguró.

LOS BILLETES LAS HAN AYUDADO

El dinero que han ganado a partir de la venta de sus billetes y chances les ha servido para mantener a su familia. María Eneida tiene 3 hijos, y hace 8 años que es viuda. Desde ese momento, su trabajo se convirtió en su única entrada económica, y con ella debe pagar luz, agua, y los gastos escolares de sus hijos.

SERVICIO COMPLETO

Además de venderle billetes a sus clientes, Soledad les descifra los sueños; la experiencia y el "Libro de los sueños" son su manual.

EL NEGOCIO ES FAMILIAR

No sólo Soledad y María Eneida se dedican a vender billetes y chances. Ahora sus hijas y sobrinas copian su ejemplo, para salir adelante de manera honrada.

HAY RIESGOS

La delincuencia es el principal problema al que, según los billeteros, están expuestos.