Siempre le ha gustado la economía informal. Tanto así que Olmedo Osorio, de 60 años, incursionó de inmediato en la buhonería al ser despedido de la empresa privada donde laboraba antes.

Con 12 años en el negocio, es toda una institución en lo que a ventas se refiere. Siempre ha tenido su puesto de ventas en Calidonia, próximo a la entrada de Calle Q.

Contó que en principio las ventas eran excelentes, pero con el traslado de la gran cantidad de personas que han habitado las casas de las afueras del país, las ganancias han disminuido, pues a la par de la construcción de casas han surgido también comercios por esos lares.

Lo que obtiene es para el sustento diario. En ocasiones se va sin mucha plata, peor es la cosa cuando llueve. Otras veces gana un poco más y lo salvan son las personas que van a los almacenes en días de quincena.

Su optimismo es nato, no se lo quita nadie. Llueva, truene o relampaguee, todos los días está allí desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde.

Con más razón ahora, porque hace unos 8 meses obtuvo su permiso por parte de la Alcaldía de Panamá, después de luchar por muchos años.

Antes, cuando el kiosco era de madera, la robadera era diaria en horas de la noche. La sinvergüenzura de los maleantes lo llevó a realizar un esfuerzo y construir un local de lata, mucho más seguro.

Los productos que más vende en verano son los lentes de sol, gorras y bolsas. En invierno, lo que más vende son medias y las toallitas, aunque la reparación de relojes también le da buenos dividendos, porque es constante.