
En estos momentos, come tres veces al día; su grado de desnutrición es severo.
Foto: NAYELI WILLIAMS/ EVERGTON LEMON
En estos momentos, come tres veces al día; su grado de desnutrición es severo.
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En estos momentos, come tres veces al día; su grado de desnutrición es severo.
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En estos momentos, come tres veces al día; su grado de desnutrición es severo.
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En estos momentos, come tres veces al día; su grado de desnutrición es severo.
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En estos momentos, come tres veces al día; su grado de desnutrición es severo.
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En estos momentos, come tres veces al día; su grado de desnutrición es severo.
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El rescate
A eso de las 4:00 p.m. del jueves, dos funcionarios de la División contra Delitos Ambientales de la Policía Nacional llegaron al lugar en donde vivía el can, sorprendidos y atónitos por el visible maltrato y abandono en el que estaba el pobre y hambriento perro decidieron preguntarle a los vecinos del lugar información sobre su dueño.
Muerto de hambre
Mientras las autoridades consultaban, una señora de nombre Querima llegó al sitio y le llevó un poco de comida al perro que vivía en medio de basura, de sus propias heces, aguas servidas, artefactos viejos y cientos de latas de cerveza. El animal al ver el alimento brincaba de la alegría, pues tenía meses sin recibir un bocado, nunca trató de morderla.
Coraje comía con desesperación al punto que parecía que quisiera devorarse el plato; tristemente la comida le cayó mal y hasta la devolvió. Vecinos aseguran que el amo agarra a los perros de cachorros y los pone de vigilantes del insalubre e improvisado taller, temen que otro perro sufra como Coraje.
Por más que DIAaDIA trató, nunca se logró contactar con el señor.
Una nueva vida
Al ver el estado del animal, los funcionarios buscaron apoyo en la Fundación San Francisco de Asís que al escuchar del caso decidió alojar al perro en la clínica Happy Pets a fin de darle una nueva casa y un tratamiento contra la evidente desnutrición.
A eso de las 6:00 p.m. un equipo de la fundación llegó con un carro para llevarse al animal, ladraba, pero de nervios y de miedo, entendible para una animal que estuvo sin comida y encadenado. Los expertos procedieron a ponerle un bozal y con gran esfuerzo retiraron las pesadas cadenas de su cuello. El camino hacia el carro parecía eterno, su delgado cuerpo temblaba, no sabía hacia donde se dirigía.
Los funcionarios de la División contra Delitos Ambientales, aseguran que harán las investigaciones del caso y que estarán vigilantes ante cualquier situación con otro animal.