Wilfredo, el minifronterizo


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Wilfredo no vaciló y fue con su pelotón; solo esperaban recibir órdenes.

Foto: CAROLINA SANCHEZ

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Wilfredo no vaciló y fue con su pelotón; solo esperaban recibir órdenes.

    Foto: CAROLINA SANCHEZ

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Quiere ser un franco tirador.

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Hasta pilotó un helicóptero.

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    Wilfredo no vaciló y fue con su pelotón; solo esperaban recibir órdenes.

    Foto: CAROLINA SANCHEZ

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Quiere ser un franco tirador.

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Hasta pilotó un helicóptero.

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    Wilfredo no vaciló y fue con su pelotón; solo esperaban recibir órdenes.

    Foto: CAROLINA SANCHEZ

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Quiere ser un franco tirador.

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    Hasta pilotó un helicóptero.

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    Wilfredo no vaciló y fue con su pelotón; solo esperaban recibir órdenes.

    Foto: CAROLINA SANCHEZ

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Quiere ser un franco tirador.

  • Wilfredo, el minifronterizo

    Hasta pilotó un helicóptero.

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    Wilfredo no vaciló y fue con su pelotón; solo esperaban recibir órdenes.

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    Quiere ser un franco tirador.

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    Hasta pilotó un helicóptero.

Carolina Sánchez P. - DIAaDIA

Lo que por días fue un sueño, se convirtió en una realidad. Quién diría que Wilfredo Pérez Martínez, de siete años, sería elevado al cargo de subteniente del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y el jueves, en pleno campo de enfrentamiento, dirigiría el ataque donde se destruyó un campamento de insurgentes.

Sí, así fue, pues Wilfredo viajó desde la comunidad de El Pedregoso en Herrera hacia el aeropuerto Marcos A. Gelabert, en Albrook, apenas llegó fue uniformado de fronterizo y enseguida subió a un helicóptero que lo trasladó hacia Metetí, provincia de Darién, donde recibió honores y se le hizo entrega de su arma (solo será usada para defender la nación) para luego ir al campo de batalla.

El mayor asombro del pequeño fue cuando se vio en un espejo uniformado, una sonrisa de felicidad de inmediato se dibujó en su rostro.

Desde que Wilfredo tenía siete meses de nacido, fue diagnosticado con betatalasemia mayor, que es una enfermedad en la sangre; pese a eso, el niño trata de llevar una vida normal y uno de sus sueños era formar parte de esta entidad de seguridad. “Me siento feliz y orgulloso de pertenecer a la lista de soldado”, dijo convencido el pequeñín a quien a través de la Fundación Make-A-Wish Panamá y con el apoyo de un grupo de hombres y mujeres del Senafront, en especial el pelotón Cobra, quienes armaron un ataque, se le hizo el sueño de Wilfredo realidad.

 
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