Un trabajo poco común. Hace un año, un grupo de moradores de Vacamonte, al ver que no tenían trabajo, decidió salir a la calle y hacer algo honrado y a la vez beneficioso, tanto para ellos como para las comunidades de Arraiján.

Manuel Reynosa tiene 20 años, y es uno de los cuatro selladores de huecos del distrito. Empezó ayudando a un señor que le dicen "Cholo", a quien le surgió esta idea, y un día decidió salir y simplemente sellar los grandes huecos de los pavimentos y quedarse a la espera de las remuneraciones que quisieran darle los conductores o peatones. Esta idea se hizo más fuerte y otras personas también se unieron a trabajar.

Reynosa dijo que aunque es un trabajo independiente, se levantan muy temprano. Señaló que compra la arena, el cemento y las piedras.

"Mientras realiza los trabajos, el Ministerio de Obras Públicas no hace nada por reparar las vías", dijo. "Si ellos no quieren trabajar, mejor, porque nosotros sí queremos trabajar", agregó.

Este joven es padre de familia, y con el trabajo logra llevar a casa por día 10.00 balboas. Él no exige una cantidad exacta a conductores y peatones, tan sólo dice que lo ayuden y acepta desde un centavo hasta pastillas que le regalan. Pero reconoce que le va muy bien, porque los residentes saben que el trabajo que realiza es bueno. Trabaja de lunes a lunes. Dijo que el grupo recorre Nuevo Chorrillo, Vacamonte, Burunga y otras áreas de Arraiján.

La difícil situación ha obligado a Manuel a buscar el sustento