La Moza del Amor

Moza del Amor | Para, DIAaDIA

Hola Moza, te escribo porque conocí a un chico que me llamó mucho la atención hace unos días, en un restaurante de la ciudad, donde veía uno de los juegos del Mundial, mejor dicho de mi equipo favorito Brasil. Sucede que ese día me miraba y me miraba, es más, lo hacía para todos los lados que me movía, pero yo no lo pude decir nada porque cuando quise tener una conversación con él, mi pareja se sentó a mi lado y, chuzo, lo tuve que chifear.

Moza, quiero que sepas que después de ese día me quedé con su imagen en la cabeza y sin saber que a él le había pasado igual, hasta que me encontré a una de mis amigas que todos los días están en ese restaurante y me dijo que lo volvieron a ver y él le dio su número de teléfono para que yo lo llamara, dizque para tener una amistad conmigo.

No quiero mentirte, aun sabiendo que estoy comprometida en matrimonio lo llamé y días después de conversar mucho, me invitó al cine; cuando salimos no pudimos resistirnos y nos besamos. Él me contó muchas cosas de su vida y pude descubrir que es un chico trabajador, inteligente y respetuoso. Ahora Moza, tengo un problema, ese hombre me gusta mucho y desde que nos vimos no hemos podido alejarnos. ¿Qué hago? Ese hombre me gusta, pero tengo a mi pareja y si te digo la verdad, jamás me pensé sentir tan bien con un hombre como me siento con él. Dame un consejo, por favor, me dicen Paty y estoy preocupada.

CUIDADO, TIENES QUE ESTAR SEGURA

Paty, lo que me cuentas es muy delicado, porque en todas tus palabras puedo notar que ese chico te gusta y mucho, por eso me atrevo a aconsejarte que converses con tu yo interior, y si en verdad sientes algo muy especial por ese hombre, debes hablar con tu pareja. Te digo esto Paty, porque no le encuentro razón alguna a que sigas comprometida con tu novio, si el que te atrae es otro. En esos casos es mejor hablar con la verdad y herir los sentimientos de una persona siendo sinceros, que destruyendo un matrimonio y posteriormente a terceros. Uno no debe vivir con alguien a quien no se ama, ni siquiera por los hijos, pues con eso sólo se logra vivir infeliz y tapando el sol con un dedo. Ser feliz cuesta, quiero que lo sepas. ¡Suerte!

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