El primer festival "Fiesta de la Música", realizado en el Casco Antiguo, estuvo muy bien organizado.
Les cuento que había seis tarimas, con diferentes géneros musicales y nosotros las caminamos una a una para contarles qué sucedía.
Llegamos primero a la de música típica en la Plaza Catedral; nos encontramos con una cantadera que estaba más buena, controversia y todo.
De allí, nos "zampamos" a la tarima de salsa y reggaetón en la Plaza Herrera. Nos encontramos con dos chicos que, de momento, no los conocía hasta que leí el programa y me di cuenta de que se llamaban Only X Crew. Ellos cantaron algunos de sus temas al público. La gente no los coreó, pero cantaron bien.
Después de ellos, supuestamente venía el Comando Tiburón, pero "nanai, nanai". Al parecer, los tiburones se quedaron en la profundidad del mar, pues cuando salimos de allí no se habían presentado y la orquesta la K-Shamba estaba en el escenario.
Posteriormente, regresamos a la Plaza Catedral y nos encontramos con Nenito Vargas y Los Plumas Negras. Ellos tenían eso prendido, aunque la lluvia quería apagarles el fuego, pero no se dejaron, ya que mantuvieron su energía de principio a fin. ¡Ah!, una señora de ochenta y pico se meneaba como una pelaíta.
En esa área de La Catedral, estaba la vereda gastronómica. Allí, vendían saus, arroz con pollo, ensalada de papa, chorizo, carne en palito, pop corn, ensalada de frutas, o sea, de todo lo que tu estómago quería comer... ¡y a buen precio!
Pasamos al Teatro Anita Villalaz y estaba lleno. Se presentaba el artista Alfredo Hidrovo, y adivinen con quién, con la mismísima Paulette. Ambos interpretaron algunos de los temas de Hidrovo. ¡Oye, Paulette!, si te tuviera que calificar te diría que tienes que subir el tono de voz, cantas para ti sola. Pero la hiciste tuya. ¡Ja, ja, ja, ja! Además de ella, le hacía coro Priscila Moreno.
En el Arco Chato, tarima de la música clásica, se presentaba la Orquesta de Cámara de la Universidad de Panamá. Y, por la lluvia, hubo que meterla en la Oficina del Casco Antiguo.
"Rockamigos", en su tarima se presentaban muy tarde, pero mañana les contaremos qué sucedió en La Casona.
En el Teatro Nacional, que fue la casa del jazz, estuvo todo buenísimo, mis oídos escuchaban algunas melodías que me hacían reír de lo lindo. Hablamos con uno de los organizadores del evento, que, dicho sea de paso, contó con mucha seguridad, y nos dijo que el otro año vienen con la segunda versión del festival. ¡Muy bueno eso!
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