En un pueblo Indio había un muchacho al que llamaban "el bobo", un visitante extranjero oyó hablar del chico y quiso averiguar el porqué.
Un día de mercado lo vio entre un grupito de gente, se acercó y observó.
Uno de los presentes le enseñaba una moneda de 50 centésimos en una mano y una de un centésimo en la otra y le daba a elegir. El muchacho pensativo acababa por elegir la moneda de un centésimo y con ello causaba grandes risotadas a todos. Ese es el bobo, jajaja. Esto provocaba que varios, en el afán de reírse del muchacho, le continuaran poniendo las monedas y acabaran siempre por la risa.
El extranjero, indignado con la situación, llamó al muchacho aparte y le dijo: Pero chico, ¿cómo consientes tanta burla, risas y que te llamen el idiota?
Cuando te ofrezcan las monedas, no seas tonto y elige la de 50 centésimos, que tiene más valor y evitarás que se burlen de ti.
El muchacho le contestó: Señor, yo no soy bobo, si eligiera la moneda de 50 centésimos ganaría una vez, pero no provocaría risa ni afán de ofrecerme más monedas, mientras que eligiendo la de un centésimo cada vez reúnen más dinero, y ellos siempre tienen ganas de ofrecérmelas otra vez para reírse.