¡No!, no se equivoque, no me refiero a la selección nacional de fútbol, me refiero a las dos grandes cadenas de televisión que siguieron la participación de nuestros futbolistas en la Copa de Oro. ¿Por qué lo digo? Sencillo, desaprovecharon un gran momento para unir mucho más a los panameños. Desaprovecharon sus departamentos de mercadeo y asuntos corporativos para animar a la audiencia con campañas que no solo fueran de apoyo a la "marea roja", sino de refuerzo de nuestra nacionalidad, a nuestra bandera, a nuestro país, a nuestra tierra, a todos nuestros deportistas, ¡a Panamá!
Ambas pantallas (TvMax y RPC) recurrieron a las mismas notas de confort: transmitir en directo desde lugares de diversión, pero de campañas institucionales que generen amor al país, nada. ¡Desaprovecharon toda la audiencia que sí tenían cuando era un momento crucial para enviar mensajes de amor al país que calaran en la gente!
¿Por qué jugaron como nunca? Porque teníamos mucho tiempo de no ver un despliegue de tanto talento en el exterior en un solo evento deportivo. Esto solo lo hacen las grandes cadenas. RPC Deportes tenía mucho más recurso que su competencia y sí, hicieron un mejor trabajo de cobertura que TvMax.
¿Por qué perdieron como siempre? Porque, por ejemplo en RPC, con ese mismo despliegue, muchas veces prefirieron perder el tiempo en peleas estériles -con su competencia- de niñas y niños malcriados de nariz respingada en escuela de monjas, en lo que decían de ellos en su competencia, lo que para efectos mediáticos empañaba el buen trabajo que estaban haciendo desde Estados Unidos.
Ese apoyo a nuestros futbolistas del que tanto hablan en ambas pantallas tiene que ser sostenible. Ambas pantallas tienen la obligación de siempre, no solo ahora, apoyar a la selección porque bastante dinero se gana con esta selección y bastante que utilizan a sus familias en las antesalas de las transmisiones de los partidos. Tienen la obligación de aprovechar la mucha audiencia que los sintoniza para aportar algo al televidente que vaya más allá de una transmisión, de enseñar gente en la calle celebrando, bebiendo y que de verdad inyecte amor a la patria e incite al deporte
Ahora, tengo que reconocerle a ambas pantallas el haber tenido la capacidad -a pesar del resultado desfavorable- de admitir que nuestro equipo jugó y muy bien. No hicieron esos ataques innecesarios que hacen siempre que pierde Panamá. Sí, hay que ser críticos y duros, pero esta vez no había necesidad. Le reconocieron el extraordinario desempeño de nuestros talentos del fútbol. De ese onceno se habló y aún se habla muy bien en televisión extranjera a pesar de que no estamos en la final. Dejaron a un lado sus pasiones, el figureo y con esos comentarios positivos sí aportaron.
A los juradores, desde esta palestra yo les aplaudo. Sin ser ni experto en fútbol ni comentarista deportivo, sí como televidente y sobre todo como panameño, me sentí orgulloso de verlos entregar todo en la cancha. Verlos siempre en las entrevistas defendiendo el honor de su país, su camiseta, su bandera, pero con la humildad de los grandes. La misma humildad que le falta a mucha gente que sale en televisión o habla en radio y que tanto los critica cuando no están en las buenas.