Un tesoro de la campiña


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En La Raya de Calobre, nunca han tenido calles de asfalto.

Fotos: JES? SIMMONS

  • Un tesoro de la campiña

    En La Raya de Calobre, nunca han tenido calles de asfalto.

    Fotos: JES? SIMMONS

  • Un tesoro de la campiña

    Todavía utilizan el pilón.

  • Un tesoro de la campiña

    Es un pueblo muy tranquilo.

  • Un tesoro de la campiña

    Solo hay un teléfono público.

  • Un tesoro de la campiña

    Todavía quedan casas de quincha.

  • Un tesoro de la campiña

    La Raya tiene ríos hermosos que son muy concurridos por los bañistas.

  • Un tesoro de la campiña

    La iglesia es pequeña, pero muy acogedora y bonita.

  • Un tesoro de la campiña

    El puesto de salud permanece cerrado por falta de médicos.

  • Un tesoro de la campiña

    Viven de la agricultura.

  • Un tesoro de la campiña

    Aunque tienen estufas, aún utilizan el fogón.

  • Un tesoro de la campiña

    En esta cancha, los niños juegan baloncesto.

  • Un tesoro de la campiña

    En La Raya de Calobre, nunca han tenido calles de asfalto.

    Fotos: JESÚS SIMMONS

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    Todavía utilizan el pilón.

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    Es un pueblo muy tranquilo.

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    Solo hay un teléfono público.

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    Todavía quedan casas de quincha.

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    La Raya tiene ríos hermosos que son muy concurridos por los bañistas.

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    La iglesia es pequeña, pero muy acogedora y bonita.

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    Viven de la agricultura.

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    Aunque tienen estufas, aún utilizan el fogón.

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    En esta cancha, los niños juegan baloncesto.

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    Fotos: JESÚS SIMMONS

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    Todavía utilizan el pilón.

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    Todavía quedan casas de quincha.

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    Viven de la agricultura.

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    Aunque tienen estufas, aún utilizan el fogón.

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    Viven de la agricultura.

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    Todavía utilizan el pilón.

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    El puesto de salud permanece cerrado por falta de médicos.

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    Viven de la agricultura.

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    En esta cancha, los niños juegan baloncesto.

Jesús Simmons - DIAaDIA

Un pueblo de gente amable. No hay una frase más atinada para describir el corregimiento de La Raya de Calobre, en la provincia de Veraguas. Como en la mayoría de los pueblos de la campiña interiorana, sus moradores viven de la ganadería y la agricultura. En sus fértiles tierras cultivan caña de azúcar, que venden a los ingenios azucareros Santa Rosa y La Victoria. También siembran melones y sandías que exportan hacia el extranjero, pero aunque aportan a la economía del país, no cuentan con una carretera asfaltada que les permita llegar con facilidad a la comunidad.

Otro de los problemas que enfrentan es el del transporte, ya que solo tienen dos buses. Uno viaja de La Raya hacia Aguadulce y el otro hacia Santiago.

Por si fuera poco, el único puesto de salud que hay en la comunidad permanece cerrado y la escuela solo es básica general, es por esto que cuando los niños llegan a secundaria, los tienen que mandar a estudiar fuera del corregimiento. Esto ocasiona que tengan que gastar más, por lo que les gustaría que la escuela, en un futuro no tan lejano, fuera ampliada hasta noveno grado. Tampoco desmayan en su espera de tener, algún día, una carretera asfaltada que les permita sacar sus productos con facilidad y rapidez de la comunidad. Y es que como está la carretera en la actualidad, toma más de una hora, solo para entrar al pueblo. Lo que más les preocupa es que ya entró la temporada lluviosa y los caminos se vuelven intransitables.

Sin embargo, estos problemas no le quitan la belleza al lugar ni el cariño con el que sus pobladores reciben a los visitantes, pues nadie es extraño en La Raya de Calobre.

Con el pasar de los años, la comunidad creció y el progreso está llegando poco a poco, ya que las casas de bloques desplazaron a las de quincha y ranchos de paja. Ya cuentan con electricidad y agua potable, y los servicios de letrina están siendo cosas del pasado, porque algunas viviendas ya tienen tanque séptico.

Los ‘rayeros’ lo que más quieren en estos momentos es una buena carretera para que el progreso termine de llegar a su querida comunidad.

 
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