Juraron amarse hasta que la muerte los separe. Eso fue lo que hicieron cinco miembros de la Policía Nacional, junto a sus esposas ayer en la Iglesia de Lourdes en Carrasquilla.

Una de esas parejas fue Judith y Fernando Castañedas, quienes tenían diez años de vivir unidos en Juan Díaz. Fruto de ese amor, hay una hija de ocho años.

Judith manifestó que decidió casarse por la iglesia, pues a veces participaba en actos católicos, en su mayoría misas, y se sentía incómoda al no poder comulgar.

"Gracias a Dios, se me concedió esa oportunidad y ahora siento que mi familia y yo estamos más cerca de Dios", dijo.

En tanto, su cónyuge, Fernando, sostuvo que ésta es una bendición para su pareja e invitó a sus colegas a que se atrevan a casarse, porque da más confianza y valores en la familia.

Esta misa fue presidida por Monseñor Pablo Varela, quien manifestó a los recién casados que se ayuden mutuamente y se den consejos para que sus familias sean semilleros de valores.

Les reiteró que en casa de cada una de estas parejas, no debe faltar la tolerancia.

Rolando Mirones, director de la Policía, dijo que ésta es una faceta que ayuda a que las familias de los miembros de la Policía estén bien fundamentadas.

Afirmó que algunos policías trabajan en situaciones difíciles, y la base para la tranquilidad de esas unidades es la familia. En estas bodas, no faltó el tradicional canto del Ave María y la tiradera de arroz a la salida del templo.

BODAS

Anualmente, se realizan una o dos bodas en la Policía Nacional.