Buena lección

Redacción | DIAaDIA

Me sucedió hace más de 30 años, pero lo recuerdo como si fuera ayer, porque aquéllo fue una lección de vida que no esperaba recibir.

Participaba yo en un concurso de declamación, porque me gustaba recitar, aunque debo confesar que una vez tuve que inventar parte de la letra de la introducción de "Canto a la bandera", porque se me olvidó. Así estaba de nerviosa. Por supuesto, no gané en esa ocasión.

Pero en segundo año, me batí a duelo (declamando) con una estudiante de sexto. Yo sentí que lo hice bien delante de tres jurados y cientos de estudiantes en el gimnasio del colegio Angel María Herrera de Penonomé.

Sin embargo, el primer lugar fue para la estudiante de sexto año. Eso me puso muy triste... por un momento.

Sí, sólo fue un instante, porque desde las gradas, hubo estudiantes que comenzaron a gritar mi nombre y a aplaudirme. Minutos después, me acompañaron casi que en comparsa por uno de los pasillos de la escuela. Mientras caminábamos, un joven graduando de apellido Guardia, me dijo algo que recordaré siempre: "No sufras porque no ganaste. A ella (mi contrincante) la vieron ganar tres personas. A ti te vimos ganar muchos". Yo me sentí bien.

Esa lección la llevo conmigo desde entonces, y quiero transmitírsela a ustedes, jóvenes de hoy. Es importante que sepan que lo que realmente vale no es lo que ven unas cuantas personas que gozan criticando a los demás. Lo verdaderamente valioso es sentirse satisfecho con uno mismo, porque se ha hecho el mayor esfuerzo posible para lograr lo que nos hemos propuesto.

Si lo hacemos así, muchas personas nos verán ganar y compartirán ese gozo con nosotros. Y lo que es mejor: ¡no hay nada más satisfactorio que sentirse bien con uno mismo!

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