¿Cuándo fue la última vez que sentiste a Dios muy cerca de tu vida? Esta pregunta me trae buenos recuerdos, pues hace más de una década hice el programa Escoge y allí compartí la respuesta a esta gran interrogante.
Tal vez dirás que es sencillo responder, pero el diario vivir es tan ajetreado que, a veces, cuando sacas unos minutos para analizar esta pregunta, te pierdes en los recuerdos y no aterrizas. Es más: hay ocasiones en que encuentras más razones de vivir ante esta interrogante cuando escuchas las respuestas de quienes tienes a tu alrededor. O tal vez seas tú el que tiene la mejor respuesta y así animas a otros.
Consciente de los favores recibidos y de todas las maravillas que Dios ha hecho en mi vida, mi respuesta siempre será: "Hoy Dios está cerca de mí". Admito que no lo digo, pero lo pienso en aquellos momentos en los que otros pasan dificultades o cuando son alegres. Allí, en esa sencillez, me trae recuerdos con aquel que todo lo puede.
Hace poco, durante la preparación a la fiesta de Pentecostés en mi parroquia San Isidro Labrador de Capira, experimenté esa gracia de Dios, pero en comunidad. Ese día, vi a muchos parroquianos volver a compartir en unidad por el éxito de una actividad en la que solo Dios se llevó todos los honores. Ese día, cuando todos estaban ya con rostros de cansancio, pero felices de haber podido aportar en algo, me dije: "Esto es simplemente obra de Dios".
