Pasaron el susto de sus vidas. A Fernando Javier Herrera, empleado de la compañía Coca Cola, le tocó hacer su primera entrega de mercancía en los mini super de la Barriada Torremolinos, en Tocumen, pero al momento en que se disponía a salir de la misma, contento por haber culminado satisfactoriamente su entrega, se le explotó una llanta, que provocó que el panel que conducía diera tres vueltas, se llevara una canasta para depositar la basura y quedara incrustado en una cuneta. El susto no quedó allí, puesto que al levantar la mirada, Herrera se percató del rostro petrificado que tenía Yaritza Rosales, de 24 años, quien en ese momento pensó que su vida y la de su pequeña hija de apenas dos meses había terminado. Tuvieron que salir por el parabrisas del panel.
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