Muchas veces en la vida se presentan situaciones difíciles que a algunos debilitan y hacen tropezar. Sin embargo, existen muchos que aprovechan esas circunstancias para tomar fuerza y forjarse un futuro mejor.

Este es el caso del mediocampista y lateral de la selección Sub-20 de Panamá, Luis Carlos Ovalle, un joven de 18 años de edad que, habiendo nacido en un hogar destruido, se ha propuesto caminar por un sendero diferente.

El futbolista, que ya se encuentra en Canadá para jugar el Mundial, contó a DIAaDIA la triste historia de su vida.

Este chico que reside en el popular sector de Mañanitas nunca pudo saber lo que es tener un hogar "normal", donde conviven padre, madre e hijos.

Luis aseguró que desde su nacimiento fue criado por su abuela Esther Justiniani y por una tía, ya que su madre padece problemas mentales y su padre es un privado de libertad.

A pesar de todo, y aunque a veces no puede evitar sentirse mal, no deja de darle gracias a Dios por la crianza que le han dado y las cosas buenas que le han enseñado.

"Desde que nací, mi abuela Esther me crió con la ayuda de mi tía. Mi mamá vive a dos calles de mi casa con su nuevo esposo y mis dos hermanitos, pero ella tiene problemas mentales", expresó en tono triste.

Actualmente, la relación con sus padres es regular. "A mi madre la veo y hablo con ella, porque vive cerca; y a mi padre lo visito de vez en cuando en la cárcel, porque está distante; él está orgulloso de mí", manifestó al instante que soltó una sonrisa con sólo recordarlo.

Hoy, ha sido esta realidad oscura de la vida y los buenos consejos de su abuela, lo que lo han hecho fortalecerse interiormente.

"A veces es duro afrontar esta situación, pero mi abuela me ha orientado y por eso quiero seguir adelante, aprovechando la beca que me ofrecieron para estudiar y graduarme para llegar a ser un gran profesional", aseguró el volante que estudia el primer año de Diseño Gráfico en la universidad.

SU INCLINACION POR EL FUTBOL

Ovalle manifestó que en su residencia no hay nadie que se dedique al fútbol, pero fue su tío Elías Victoria (que es árbitro), el que lo instó a practicarlo.

"De niño me gustaba y de adolescente vi que era una buena posibilidad de sacar a mi familia adelante, entonces por eso lo jugué", dijo.

Ahora, el multifuncional jugador en el equipo que dirige Julio Dely Valdés anhela hacer las cosas bien para aprovechar la gran vitrina futbolística que representa el mundial, y que los agentes de algún club del exterior lo vean y se interesen en sus servicios.

Como buen admirador del internacional defensa brasileño, Roberto Carlos (procedencia humilde), él aspira a empezar en algún equipo modesto y luego escalar a uno grande.

"Bueno, primero me gustaría jugar en cualquier equipo chico, porque hay que saber que se debe empezar desde abajo y poco a poco ir hacia arriba".

Además, Luis espera avanzar con el equipo a la segunda ronda y de ser posible, llegar a ser campeón. Él piensa que "nada es imposible en esta vida después de que haya fe y esperanza en Dios".

DEDICATORIA

Luis Ovalle dijo que su participación en el mundial se lo dedicará a su abuela Esther y a Dios.