¡Disfruta!

Redacción | DIAaDIA

Un día de caminata a Jesús se le dañó una sandalia y se dirigió a un zapatero. Éste empezó a hablar con Jesús, y toda su conversación estaba dirigida a quejarse del dinero que no tenía y de lo pobre y miserable de su vida...

Jesús le escuchó atento, hasta que el hombre terminó la labor, se levantó y procedió a agradecerle y ya se retiraba, cuando el zapatero lo llamó y le dijo:

"¿Oiga, es que no me piensa pagar?"

Jesús se regresó sonriendo y le dijo: "Yo soy el Hijo de Dios y nunca cargo dinero, pero pídeme lo que quieras por tu trabajo y yo te lo daré".

El zapatero dijo: "Dame un millón de dólares, con eso resuelvo mis problemas".

Jesús contestó: "Listo... pero, ¿tú me das tus piernas?"

El zapatero respondió: "¡No, cómo se te ocurre, mis piernas valen mucho más que eso!... Sin ellas, ¿cómo voy al trabajo?"

"Entonces, dame tus manos".

"No", rehusó, "con ellas trabajo y gano el sustento para mi familia".

Pidió Jesús entonces: "Tus ojos".

El zapatero dijo: "No me pidas eso... con ellos veo crecer, correr y sonreír a mis hijos, que son los seres que más amo, y a mi esposa que es la que me alienta para darte gracias por un día más de trabajo y por un día más a su lado".

Jesús le sonrió y le dijo: "¿Ves? Te he dado todo y tú reniegas de ello. Disfruta de lo que te he dado".

A veces tenemos todo y no lo valoramos, por eso tampoco lo disfrutamos. ¿Eres tú así?

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