¿Dónde quedó la magia?
Lo que la selección de Brasil ha demostrado durante casi el año que lleva al frente de ella el técnico Carlos Dunga, hace difícil soñar con la resurrección del "jogo bonito" de su fútbol de antaño, más, tras la derrota 0-2 ante México en su debut en la Copa América.
Buenas y afamadas individualidades, con grandes o medianos nombres, convocados o no a Venezuela, no logran en evidente justicia desde mucho antes de que Carlos Caetano Bledorn Verri "Dunga" se hiciera cargo de la otrora "verdeamarela", de la que fue su capitán, conjugar ello con un trabajo colectivo vistoso, enamorador y efectivo, como el que tuvo su clímax en México 70.
Muchos técnicos han intentado que la curva en descenso que se ha ido dibujando desde entonces revierta tal tendencia, algunos con más suerte y hasta títulos que otros, pero en definitiva ésta sugiere que sigue una trayectoria en picada.
En su empeño renovador, en esa lucha contra la ley de gravedad y por tener claro el diagnóstico, Dunga ha comenzado por apelar un poco menos a los futbolistas mundialmente más conocidos, y algunos de éstos incluso lo han ayudado, desatendiendo sus convocatorias por cuenta propia.
Además, porque algunas de estas "estrellas" ya han demostrado en el más reciente pasado que no logran cuajar del todo como reclama la "saudade" (añoranza), para así ir intentando fraguar una nueva era.
Los frutos ya cosechados desde que fue nombrado para el cargo en julio del año pasado siguen, no obstante, dejando sabores sosos, aunque en menos de un año tampoco es justo pedirle más dulzuras, pero sí un poco más de condumio.
NUMERITOS
En los once partidos amistosos y el primero en un torneo oficial que Dunga ha dirigido, precisamente el de la derrota del miércoles ante México, la selección acumula 20 goles, sólo uno de Robinho.
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