Nada es imposible de aprender en esta vida. Palu Wala es un joven que desde hace tres años se puso la meta de entre ceja y ceja aprender a pintar sobre plumas, para así llevar el sustento a su hogar.

En un momento de desesperación, cuando estaba sin empleo y a la vez padecía una úlcera, él le solicitó a un primo, quien también pinta plumas, que le diera algunas para venderlas y éste le dijo que no. Ante esta respuesta, Palu Wala se molestó y fue cuando decidió que tenía que aprender a confeccionarlas a toda costa.

NI PINTAR NI DIBUJAR, PERO LO HIZO

Al principio fue difícil, ya que desde niño no le gustaba dibujar y mucho menos pintar. Además, cuando estaba en la escuela hasta en la materia de Educación Artística fracasaba.

Fue la negativa de su primo lo que lo motivó a pintar sobre plumas. Así que compró los materiales necesarios y se puso manos a la obra.

"Cuando empecé dañé muchas plumas y las críticas por parte de mis amigos eran cada vez más fuertes, pero a la vez me daban fuerzas para continuar. A los meses ya mis obras empezaron a gustar a los clientes. Los pedidos aumentaron y ahora soy el jefe de mi negocio", dijo el artista.

Palu Wala tiene su puesto de venta en San Felipe, corregimiento donde también vive.

Quien desee comprarle plumas con dibujos pintados puede encontrarlo en Las Bóvedas todos los días y le dedica todas las horas necesarias a su trabajo.

CAMBIO

Ahora el artista vive más tranquilo, pues los compradores están a la orden del día y le puede ofrecer una mejor calidad de vida a su familia.

LEGADO

Ahora Palu Wala incluso le regala algunas de las plumas que pinta a los niños que se deleitan al ver su trabajo. Probablemente alguno de ellos se motiven a aprender este arte.

LE TOCO

Palu Wala no sabía ni dibujar, ni pintar, pero las críticas de sus amigos lo fueron puliendo en esta rama del arte.