Encontró el amor junto a su novia Kathia. (Foto: Alejandro Méndez / EPASA)
Marcia Tuñón
| DIAaDIA
Nace un bebé, que con muchas dificultades y su cara angelical logra conquistar la radio y la televisión desde muy temprano, arrastrando un pasado imborrable que muchos desconocen y sólo el amor puede curarlo.
Este es el comienzo de una historia que dará un giro total a las Curiosidades del Chollywood. La historia de Jhony Mosquera pasa las fronteras de Panamá y llega hasta Colombia, un país enorme al que lo hicimos trasladarse forzosamente, para recordar una historia que todavía empapa sus ojitos y lo hace aferrarse a ese sufrimiento para lograr el éxito.
HISTORIA PARA CRECER
Jhony nos invitó a sentarnos. Ocupamos una de las esquinas del sillón más grande de la sala y él se sentó junto a mí. Su abuela no lo dejó solo. Ella, con una mirada lejana, trataba de impedir que su historia fuera conocida por todo Panamá, pues su nieto es su enorme tesoro.
"Te voy a contar lo que yo sé", nos dijo, mientras le pidió el favor a su novia que nos dejara solos. Como único testigo dejó a su abuela, quien lo ha visto llorar, noche tras noche.
"Viví poco tiempo en Panamá, como tres años más o menos, porque me la pasaba de un lado para otro, (Panamá- Darién y vicerversa). Cuando tenía solo seis años, mi mamá me llevó a Colombia cerca de la frontera, específicamente a un lugar que se llama Juradó. Allí vivimos seis meses, hasta que un buen día, me dejó con unas personas que alegaban ser familiares. El tiempo pasaba, navidades venían, un año viejo se despedía y uno nuevo llegaba y nunca más volvió. Las personas que estaban conmigo me decían: 'Tu mamá no va a regresar, ella te dejó en adopción'. Esas palabras las escuché no una, sino en repetidas ocasiones y cada vez que me las decían golpeaban mi corazón, pues sabía que estaba solo en un lugar donde había que luchar para sobrevivir".
"Con muchos sacrificios no me quedó de otra que convivir junto a ellos hasta los 14 años. Allá me nacionalicé colombiano y aunque suene duro, me hice adolescente con muchas heridas en el alma y el cuerpo, porque a mi corta edad me tocó trabajar en fincas colombianas para pagarme la escuela. Todavía recuerdo que en ocasiones me tocó ir descalzo, porque no tenía zapatos".
"Sufría por la soledad que me invadía en las noches, por no tener la facilidad de ver mi mayor pasión, el fútbol, porque no tenía televisión. Imagínate que me tocaba escaparme a la casa de mis amiguitos para disfrutar de los placeres de la radio y escuchar así narraciones de juegos de fútbol.
En ese momento, era el fanático número uno del fútbol colombiano, pero sobre todo de los narradores de la emisora Caracol, ellos eran mis ídolos", relató.
La vida de lucha seguía y con esa perseverancia de alcanzar su objetivo, Jhony toma aire y se emociona para contarnos que logró graduarse en el Colegio San Roque de la frontera. Lo triste es que nos hizo entender que con ese mérito las cosas no serían más bonitas, pues como es tradición en Colombia, la guerrilla forma parte de esa población, así que iniciaba otro de los tantos conflictos que a diario se presentan allá: Los paramilitares deciden invadir el pueblo y como siempre sólo existen dos caminos: debió escoger entre morir o huir.
RUMBO A PANAMA
Es así como Jhony comienza su camino hacía Panamá y con la seguridad de que su padre vivía decidió cruzar la frontera colombiana.
En 1998, con ayuda de sus compañeritos, logra huir de sus padres adoptivos. La única vía que tenía para hacerlo era la acuática, así que no le quedó de otra que viajar por agua hasta llegar a la provincia de Darién, donde lo esperaba la tía Melva Mosquera, quien le abrió las puertas de su hogar. Ella le ayudó a ordenar sus papeles de nacionalización, pues su nombre colombiano no era Jhony Xavier Mosquera, sino Jhony Xavier Ospina Bermúdez, apellidos de sus padres adoptivos.
Compartió con su tía ocho meses, pero su deseo de conocer a su padre y volver a ver a su madre era cada vez más intenso, que los regaños de Melva (tía), quien no quería que conociera a su padre, lo hacen decidirse a dar otro salto en su vida y se fuga de Darién para llegar hasta donde su progenitor.
Como ya sabía que era fotógrafo de un diario, tenía la idea de que sería más fácil encontrarlo, pues mucha gente lo conocía y ya le habían dicho que trabajaba en el Hospital Santo Tomás.
CONOCIENDO A PAPA Y MAMá
"Usted es Mingo Romero", lo cuestionó cuando se apareció en el gran Elefante Blanco. Jhony no tenía idea de cómo era su padre, pero un sí fue suficiente para que aquel joven se desahogara y le relatara toda su historia. Tenía necesidad de ser amado y conocer a sus verdaderos padres.
Las lágrimas recorrían el rostro de ambos. Domingo Romero jamás supo que tenía un hijo, mientras Jhony estaba cumpliendo solo uno de sus sueños.
En un abrir y cerrar de ojos lo llamó: papá.
Es entonces cuando inicia otra página en la vida de este presentador. La felicidad aún no era completa, pues le faltaban las respuestas de mamá y por qué no, el cariño también. Fue cuando su tía Melva viaja desde Darién para reencontrarse con él y toma la decisión de llevarlo al Hospital Nicolás Solano de La Chorrera para que encontrara las respuestas que añoraba.
Por un momento, los sentimientos se apoderaron de Jhony y de su abuela Alejandrina. Ella agachó la cabeza y un silencio total invadió a nuestro invitado por unos minutos. Sabíamos que era un momento muy doloroso para ellos, así que decidimos esperar.
Minutos después, él nos dice: "Cuando la vi después de tantos años postrada en esa cama, se vinieron a mi mente mil preguntas, pero la rabia era tan grande que preferí no hacerle ninguna y me salí del cuarto y no volví a entrar. Lastimosamente para mí, tres días después me llamaron para informarme que ella había muerto. Sentí que el mundo se me venía encima, estaba consciente de que la única persona que podía despejar todas mis dudas ya no estaba y nunca más la volvería ver. Desde esa fecha tengo mil preguntas y sé que nadie podrá nunca responder".
UNA NUEVA ETAPA
Dios tenía un nuevo camino para Jhony, ya que su abuela paterna decide hacerse cargo de él. Cuando llega por primera vez a la casa de ella, le dan la bienvenida con la muerte de su abuelo. Las cicatrices de él aún no habían cerrado y nuevamente estaba recibiendo otra impactante noticia. La despedida de su abuelo lo hace tomar la decisión de acompañar a Alejandrina Valle (su abuela) el resto de su vida.
Estando en casa, su padre y abuela comienzan los trámites para demostrar que era panameño, y a través de las huellas digitales, su padre logra demostrar su paternidad y dejarle su nombre original Jhony Xavier Mosquera, apellido de su verdadera madre.
ESTUDIOS
Luego de tantos acontecimientos decide retomar años de estudios perdidos en la escuela Octavio Méndez Pereira y el Instituto América. La situación económica para él era difícil, pues tenía que costearse sus propios estudios, así que tuvo que abandonar el colegio de día, buscar trabajo y continuar de noche en el Instituto Profesional Nazareno.
INICIOS EN LA EMISORA
Empezó a hacer de todo para ganar dinero, hasta que un día recordó la emisora que tanto escuchaba en Colombia, Radio Caracol. Sabía que existía una en Panamá, así que empezó a buscarla y como bendición del Señor, caminando por Calle 50, frente a la Mansión Danté, se encuentra con Juan Carlos González, en ese entonces, director de Deportes de Caracol.
Sin miedo le dice: "Señor, me gustaría colaborar en su estación de radio". Juan Carlos le responde: "Eres muy niño aún". Jhony, tratando de hacer realidad su sueño agregó: "No me importa, señor, deseo hacerlo". Sin esperar la respuesta, Juan Carlos le dijo: "Ok, ve para ver qué te ponemos a hacer". Jhony nunca imaginó que ese sería su boleto rumbo a otro de sus sueños.
Portando el uniforme escolar, después que asistía a la escuela, empezó a llevar las maletas de algunas personas que allí colaboraban, aparte de otras responsabilidades que empezaron a otorgarle, esperando algún día llegar al set radial.
Lo poco que ganaba no le alcanzaba para costear sus estudios, así que decidió salir de la emisora y conseguir un nuevo empleo. La situación en ese momento no era buena, pues se había ido de la casa de su abuela para vivir con una tía, por lo tanto, el ingreso tenía que ser mayor.
Su deseo de conquistar la TV no cesaba, por lo tanto regresa a la radio. Fue cuando se le brindó la oportunidad de trabajar con sólo 19 de años, cubriendo unas vacaciones en las que realizaba pases cortos desde los estadios. Allí hacía entrevistas para que los otros presentadores las narraran en el noticiero, bajaba información de Internet y reporteaba.
Cuenta que hizo de todo, hasta un programa de béisbol del que no sabía nada. Otro día le tocó narrar junto a Daniel Alonso y Roberto Rivera. Para él fue muy difícil, pero a la vez muy curioso, pues sólo los había visto en TV y soñaba ser como ellos.
LLEGA A LA TELEVISION
Su hambre de triunfo seguía creciendo, por lo que cuando inicia TV MAX, decide lograr el pase deseado y la oportunidad de su vida, pero lamentablemente le veían cara de niño. Un mes después recibe la llamada de David Salayandia, quien le propone ser reportero del nuevo programa en ese entonces, "Max deportes". Después de su estreno en las pantallas, Lucy Molinar le abre las puertas como presentador de Deportes en el noticiero matutino de TVN. A partir de la fecha, lo hemos visto demostrar su talento.
LUCY LLEGA A SU VIDA
Aún recuerda las primera palabras de Lucy cuando lo vio: "Qué hace ese niño uniformado aquí". Cómo imaginar que aquella señora sería mi maestra y mi ejemplo en un futuro, relató.
Con el tiempo, esa mujer que me vio como un simple niño me abrió las puertas no sólo en Radio Caracol, sino también en TVN. Sus exigencias, su perfeccionismo, su autocrítica y su inmenso deseo de quererse comer al mundo, me enseñaron a ser el periodista que soy hoy.
La vida le ha recompensado poco a poco algunas de esas comodidades materiales que en su niñez no pudo tener, llevándolo a conocer grandes países como Francia, Alemania, Colombia, Costa Rica, Brasil y Estados Unidos. En cualquier novela esta historia tendría un final feliz, pero la búsqueda de Jhony aún no termina. En alguna parte del mundo se encuentra su media hermana, una niña que puede tener 12 años y que su madre tampoco pudo acurrucar.
PROYECTOS
Entre sus anhelos está terminar sus estudios universitarios de Licenciatura en Periodismo y llegar a tener su propio programa deportivo, en el que se le pueda dar promoción a los deportes en las escuelas y así interactuar más con la juventud y los niños.