Cada vez que uno se enoja, además de perder tiempo y darles énfasis a circunstancias pasajeras, se desaprovechan energías que pudieron ser canalizadas en actividades positivas.

Si se roban las piezas del vehículo, en vez de enojarte con los que te rodean, piensa con cabeza fría la forma en la que puedes recuperar lo robado y darle gracias a Dios porque no asaltaron tu casa.

Este principio es efectivo para aquellos que pierden los estribos rápidamente. Es difícil tener una actitud positiva ante algo que parece no tener solución, pero trata de ver lo bueno dentro de lo malo, sólo ármate de valor.