Volvieron a nacer. Enrique Alvarado, de 26 años, Norberto Martínez, de 29, y Edwin Obregón, de 31, todos sobrevivientes del accidente de la autopista del pasado 27 de junio, coinciden en señalar que fue un milagro de Dios el haber salido con vida. Edwin Obregón, de 31 años, es residente en El Coco, en donde el día del accidente, tomó el bus como con 30 personas más, "era toda la banda de los que viajamos todos los días para Panamá".

Él iba en el quinto puesto de a dos y dice que no sintió nada, sólo recuerda que cuando vio fue que estaba sentado fuera del bus, porque otros compañeros de la banda, que viajan con él, lo habían sacado. "Cuando yo abrí los ojos estaba todo negro y cuando le pregunté a un compañero qué había pasado, vi el reguero de gente y dije, vaya la vida", cuenta Edwin, a quien se le salió la cadera en el accidente. Agregó que todos los días se encomienda a Dios y a su padre muerto para regresar con bien a casa.

Enrique Alvarado, también vive en El Coco. El día del accidente, iba tarde para el trabajo, por lo que rápidamente tomó el expreso y se sentó en el tercer puesto de a dos, justo al lado de la enfermera, Carmen Díaz, de 50 años, una de las 3 víctimas. Él como muchos que iban dormidos, no sabe cómo ocurrió el accidente.

Otro de los heridos de este accidente fue Norberto Martínez, de 29 años, quien se dirigía a su trabajo en Felipe Motta, iba como en el sexto puesto de a dos y recuerda que estaba despierto y el bus iba a buena velocidad, "pero, sinceramente, no veo qué le pudo haber pasado a ese señor, porque sólo sentimos el impacto". Hasta donde recuerda, en medio de la desesperación logró llamar a su madre, para contarle lo que le había pasado.

SIN RENCOR

Norberto no ha pensado en interponer ninguna acción judicial contra el conductor del bus.