La emoción y la zozobra se apoderó de ellos.
Con sentimientos encontrados por la felicidad y al mismo tiempo el nerviosismo que produce ver a uno de los suyos debutar en un Mundial, los familiares del talentoso delantero de la selección Sub-20 de fútbol, Gabriel Torres, presenciaron ayer el empate sin goles de Panamá frente a Corea del Norte en la máxima cita de Canadá 2007.
El reloj apenas marcaba las 2:30 p.m. y ahí estaban ellos... esperando con ansias la hora del partido.
La pequeña sala de la casa ubicada en Concepción, Juan Díaz, estaba abarrotada. Allí se encontraban los tíos Carlos y Arturo, las primas Katy, Sugey, Yasibel y Desiree, los primitos Chanito y Dabelys, los sobrinitos Alexis, Ricardo y Jesús, la abuela Hercilia, la señora Edith, madre del capitán de la tercera selección que representa a Panamá en un mundial e incluso el perro Benyi, deambulando de un lado para otro en medio de la multitud.
Apostados desde una hora antes en los muebles, sillas y hasta en el propio piso, los orgullosos familiares no veían la hora en que empezaran las acciones.
Se acercaba la hora cero y la pantalla 20 pulgadas de la televisión acaparaba cada vez más la atención. No era para menos... sus imágenes comenzaron a mostrar las caras de los representantes panameños cuando uno a uno, henchidos de emoción cantaban las gloriosas notas del himno nacional.
Entre ellos estaba el principal ídolo de la casa: Gabriel Torres. Vestido de rojo, con su cita de "capi" el emocionado chico entonaba cada palabra; mientras en la casa su orgullosa madre pensaba, se concentraba y al mismo tiempo se herizaba.
El encuentro inició y minuto a minuto, cada uno de los presentes comenzó a vivir con mucha emoción cada una de las jugadas en las que Panamá se acercó al objetivo. Los gritos, los aplausos e incluso los cuestionamientos no se hicieron esperar, mucho menos las bebidas que refrescaron el ambiente en el visitado lugar.
Al final, los presentes se mostraron conformes con el resultado, aunque les hubiese gustado más la victoria.
BUEN AMBIENTE
El fútbol mantuvo un ambiente de unidad y alegría en la casa de la abuela de Gabriel Torres.
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