Lágrimas, abrazos y aplausos fue lo que expresaron los colaboradores del ex mandatario Martín Torrijos, en su última estadía en la Presidencia de la República. Ayer, a las 3: 50 p.m., Torrijos salió de la casa Amarilla y se dirigió al Palacio de Las Garzas.

En ese momento, la canción Patria, de Rubén Blades, empezó a sonar y las personas empezaron acercarse a él para estrechar su mano, abrazarlo y gritar "sí se pudo".

El pequeño escolta del Servicio de Protección Institucional (SPI), Ricardo Santoya, de seis años, le entregó al ex gobernante un cuadro. Fue así como Torrijos lo tomó en sus brazos como manera de agradecimiento por su gesto.

Los miembros de su gabinete lo acompañaron por minutos adentro de la Presidencia. Mientras, en el exterior sonaban música, murgas, consignas y demás muestras de agradecimiento.

Una vez que el Torrijos salió manifestó que fue un honor ser Presidente. "Le doy gracias al pueblo panameño, a Dios por haberme elegido Presidente, que Dios los bendiga y suerte", dijo.

En una breve romería, Torrijos, su esposa Vivian Fernández de Torrijos y su gabinete caminaron hacia la Catedral Metropolitana. Allí los simpatizantes iban cantando y aprovechaban para tomarse fotografías.

Antes de entrar a la iglesia, el sacerdote roció con agua bendita a los miembros del Gobierno, que inmediatamente procedieron a escuchar la ceremonia. El sacerdote reconoció la labor del ex mandatario y afirmó que a este Gobierno le tocó enfrentar crisis fuertes como los envenenados con el dietilenglicol, el SAN-100 y la tragedia del bus, pero pese a esas dificultades, salió adelante.