No importa la hora, ni el lugar. Cuando juega el "Scratch", hasta el panameño más responsable quiere ver, aunque sea, unos minutos el partido del Mundial. Y el pasado martes que Brasil ganó, no fue la excepción.

Las manecillas del reloj marcaron las 10 de la mañana en punto. Se escuchaban los himnos por el televisor. Fue como el sonido de la campana para los niños en la escuela.

Poco a poco, se iban acercando las personas al local Edwards Café, ubicado frente al cuarto de urgencias del Hospital Santo Tomás. Ellos no iban a comprar, se quedaban de pie en la entrada; atentos a la pantalla que está en dirección hacia la calle.

Hasta el propietario del local, Edwards, se unió al grupo de fanáticos hasta donde pudo. De vez en cuando, debía levantarse de la silla para atender a sus clientes.

Con el partido andando, como de costumbre, surgen los comentarios entre los presentes, a pesar de que en su mayoría, unos a otros no se conocen. "Eso es cuando no se juega en equipo", expresaba un señor en alusión a un jugador ghanés, que hizo un disparo desviado en vez de pasarla.

De pronto, todos miraban mal. Se escucharon gritos, que nada tenían que ver con el juego. Eran los familiares de la enfermera que murió en el accidente del bus de La Chorrera y acudieron al hospital, justo en ese momento.

La atención de los fanáticos volvió al televisor, seguían las jugadas y los comentarios. Contrario a los familiares de la víctima, en el lugar hubo aplausos de alegría: el motivo fue el primer gol de Brasil.

A partir de allí, vivieron una verdadera tensión ante las constantes llegadas de los ghaneses. Sólo unos cuantos se quedaban, otros se iban y llegaban nuevos fanáticos de fútbol a ver el juego.

Cayó el segundo gol, hubo expectativa. "Estaba en fuera de lugar", dijo uno de los caballeros, a pesar de que le iba a Brasil. "No fue fuera de juego, es gol", respondió el que estaba a su lado.

El primer tiempo acabó, mientras se sentía en el ambiente el agradable aroma a pescado, que cocinaban a la plancha los cocineros del local para la hora de almuerzo.

"Deben meter a Cicinho, Cafú es muy lento", señaló un caballero que se retiró, al igual que otros. Cuando empezó el segundo tiempo, había nuevos televidentes. Siguió la tensión por el juego de Ghana, pero volvió la alegría en los presentes cuando cayó el tercero. La gente llegaba a comer, pero los seguidores del fútbol se retiraban, luego de concluido el partido.