Se fue dejando huellas imborrables en el corazón de cientos de niños, que después de llorar son alegres, aun cuando habían perdido las esperanzas de poder sonreír.
Ese fue el trabajo dedicado del cirujano plástico veraguense, Rubén Blazer, quien por muchos años coordinaba la "Operación Sonrisa Panamá e Internacional".
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