La delegación panameña fue recibida con bombos y platillos en el aeropuerto. (Foto: Hermes González / EPASA)
Andrés Contreras
| Estudiante de Periodismo, DIAaDIA
Recibimiento a lo grande. Fueron 18 jugadores que dieron alma, vida y corazón en el Campeonato Panamericano preinfantil (9-10 años), en el que las expectativas por el equipo nacional, que sólo tuvo una semana para prepararse, eran pocas.
Sin embargo, esos mismos factores por los que ellos lucharon dentro del diamante los llevaron a ser unos pequeños gigantes de la pelota criolla, pues lograron lo más preciado por un atleta de béisbol: ser campeones.
Esa felicidad que los pequeños irradiaban ayer al momento de su llegada (en horas de la madrugada al aeropuerto) era inolvidable en medio de lágrimas, abrazos y aplausos que los hacían reyes de la casa.
Pero no todo queda allí, ya que la celebración de estos 18 corazones se trasladó a un rincón de un restaurante de la ciudad capital, donde compartieron junto a sus padres, anéctodas de lo sucedido en Honduras.
LA LLEGADA AL LUGAR
Los protagonistas estaban, las risas sobraban y el festejo para los campeones iniciaba con los aplausos y el reconocimiento al valor y la garra que mostraron estos pequeños gigantes en cada uno de los juegos.
La alegría era inmensa por el recuerdo de ese juego tan especial, que en medio de la sala ellos empezaron a jugar.
"La motivación para los muchachos en el torneo fue vital", expresó el timonel de la selección nacional, Francisco Gutiérrez.
ASOMBRADOS
No esperaban que los recibiera tanta gente en el aeropuerto, luego de quedar campeones.