Tragedia. Mientras, los estudiantes de la Escuela de Santa Librada, en el sector de Santa Librada Rural en San Miguelito, salían de dar sus clases, niños de seis y siete años presenciaron cómo unos delincuentes robaron y acabaron con la vida de un asiático dueño de una abarrotería.

El reloj marcaba las 12:00 del mediodía, cuando según los lugareños, cuatro sujetos vigilaban el área sospechosamente y fueron dos que ingresaron a la abarrotería Hermanos Vergara.

Fuck Tsan Chu, de 46 años, dueño del local, llegaba al lugar cuando se encontró con que los malhechores se llevaban su mercancía, por lo que sacó su pistola, pero recibió respuesta de los delincuentes e iniciaron una balacera.

El asiático recibió cuatro impactos de bala que acabaron con su vida, mientras que uno de los delincuentes, Giovany Moreno, falleció en el Hospital Santo Tomás y se dice que otro de los prófugos fue herido.

VIERON TODO

Junto a sus alumnos y sin saber qué decirles, la maestra Elida Reyes se preguntaba cómo les explicaría lo sucedido. Algunos estudiantes hasta lloraron de la desesperación.

El señor Héctor Arrocha, dirigente comunitario del sector, denunció que desde que se construyó en Kuna Nega la barriada que se conoce como "Curundú Nega", "la paz ya no está con nosotros".

HABLAN LOS EXPERTOS

El sociólogo Marcos Gandásegui explicó que cuando hay falta de planificación por parte del Gobierno, al momento de trasladar las personas a otros lugares, hay que buscar la manera de que se construyan comunidades más participativas generando escuelas, empleos, para evitar estas situaciones, "hay que analizar las comunidades", aseveró.

Por su parte, la psicóloga Rose Mary Reyes dijo que las maestras deben hacer de manera lúdica (a través de juegos), lo opuesto del incidente y a través de dinámicas, resaltar los valores de la paz y de la vida "enseñarles que la vida la da Dios y la quita Dios". Recomendó que los maestros deben llamar a los padres de familia y reunirse con ellos para que el incidente no afecte a los niños.

TENIA HIJOS

El asiático dejó en la orfandad a dos jóvenes: de 18 y 13 años, y a un niño de ocho.