Llama a la calma
El adiestrador de Francia, Raymond Domenech, saluda al delantero Thierry Henry, con quien tuvo, según los medios de su país, algunas diferencias antes de iniciar la Copa del Mundo.

Alemania | EFE

El seleccionador francés, Raymond Domenech, hizo ayer un llamamiento a la calma, después de la euforia que ha desatado la clasificación a las semifinales, y aseguró que quiere aislar al equipo para evitar todo el "cacareo" que ha provocado la eliminación de Brasil.

Francia ha pasado, en ocho días, de la depresión al éxtasis. Si en la primera fase fueron silbados, ante Brasil, en Fráncfort, los "bleus" se sintieron arropados, casi por primera vez en todo el Mundial, y ya se habla de ellos como candidatos al título.

Si frente a Corea, algún jugador se quejó de jugar siempre en campo ajeno, los 10 mil seguidores que acudieron el sábado al estadio de Fráncfort, hicieron tronar "La Marsellesa" en varias fases del partido.

Contagiado por el ambiente, hasta el presidente de la República, Jacques Chirac, bajó a los vestuarios para felicitar a los jugadores, pese a que aún no han ganado nada.

Por eso, Domenech ha querido zanjar todo tipo de celebraciones y ha preferido mantener la rutina. Francia regresó, de inmediato, a su concentración en Hamelin, adonde llegó a las 3: 30 horas de la madrugada.

Eso obligó a que los jugadores tuviesen que cenar en el aeropuerto de Fráncfort, antes de embarcarse en un vuelo de una hora, en el que a algunos les dio tiempo para dormir; a Lilian Thuram y Patrick Vieira para leer y a otros, como Zinedine Zidane, Willy Sagnol y los porteros Willy Sagnol y Mickael Landreau, para echar una partida.

Un día después, Domenech ha pedido que todo vuelva a la normalidad, dice que quiere que sus jugadores, incluso, ni vean la televisión, que no observen cómo casi medio millón de personas salió a festejar el triunfo y cómo volvió a sonar "I will survive" (Sobreviviré) en Los Campos Elíseos.

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