Ellos juegan sin complejos. Nada les impide jugar su Mundial de fútbol. Los que tienen parálisis son ayudados por sus madres; pero eso poco importa, pues todos disfrutan por igual cuando rueda el balón.
Algunos, en su inocencia, ni siquiera saben para dónde deben patear la pelota, pero entran a la cancha y participan.
Se trata de los niños discapacitados del Instituto Panameño de Habilitación Especial, que juegan el mundialito infantil, denominado también "Alemania 2006".
Niños con parálisis, de alto riesgo, con autismo y retardo mental, dejan atrás sus padecimientos y se convierten en un ejemplo de futbolistas aficionados, al dar su máximo esfuerzo dentro del cuadro.
Es algo impresionante observar a estos pequeños con discapacidad, jugando fútbol. Digno de admirar. No hace falta ir a Alemania; acá los partidos son emocionantes. Las madres de los niños y maestras les hacen barra, en medio de una bonita convivencia.
Risas y gritos se escuchan durante los juegos. Cuando hay gol, los niños corren y celebran imitando a las estrellas del Mundial.
Como en todo juego de fútbol, también hay lesionados. Unos piden su cambio, en medio del llanto. Accidentalmente, la pelota los golpea duro.
Las madres salen a consolarlos; luego de unos minutos, se acaba el llanto y vuelven los ánimos por seguir jugando.
El profesor Federico Rodríguez, organizador del mundialito, explicó que hay 9 equipos en dos grupos. Son, aproximadamente, 100 niños que vienen de diversas escuelas de la capital. Los equipos llevan el nombre de los países mundialistas.
Rodríguez dijo que a cada equipo se le pone un niño normal, para que ayude en el juego a los discapacitados.
El propósito es que los niños aprendan a socializar junto a sus padres y docentes, a la vez que puedan desarrollar habilidades psicomotrices. Por segundo mundial consecutivo, se organiza esta actividad en el IPHE.
El Mundial de fútbol ilusiona, hace soñar a todos y también, le da espacio en este ambiente futbolero a los discapacitados.
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