Las limitaciones están tanto de parte del solicitante como del consejero. Los jóvenes se encuentran en una etapa de la vida que es de transición, de marcha hacia la madurez.
Para el orientador es difícil captar las características y disposiciones del joven. Aunado a que las propias profesiones progresan, cambian y dan incertidumbres de futuro.
Cada persona debe recorrer su propio camino. El joven elige y avanza, y su consejero lo ayuda.
La posibilidad de decidirse libremente permite a la persona el desarrollo productivo de la iniciativa, la creatividad y responsabilidad. La libertad es lo más noble de toda orientación profesional.