Engañada. Después de protestar y pasar páramos en la capital por más de 30 días con el único fin de lograr una permanencia, la maestra Liliana Ortiz está en tres y dos.

Ella fue una de las 35 docentes chiricanas que estuvieron en la ciudad exigiendo un nombramiento, basado en el Decreto 428, que ofrecía ese privilegio a quienes trabajaron por más de tres años en áreas de difícil acceso.

Luego de lograr su objetivo, ella regresó a su provincia el pasado 23 de mayo con el nombramiento para la escuela Guayabal de Peña Blanca, ubicada en la comarca Ngöbe Buglé.

Al presentarse a la Dirección Comarcal de Educación, el director Germán Trotman la reubicó en la escuela Quebrada de Plata, aduciendo que en el plantel donde había sido nombrada no había vacantes.

Sin embargo, después de "haber logrado una plaza", la tristeza llegó al corazón de la docente, porque luego de un mes y dos semanas de estar laborando allí, le llegó su cese de labores.

La maestra no se explica por qué pasan estas cosas en el Ministerio de Educación (MEDUCA) y lo peor de todo es que aún no ha cobrado un solo centavo por su trabajo.

Para rematar, se presentó al MEDUCA en Chiriquí y ninguna autoridad le ha dado respuesta de lo que le sucedió.

Hoy, la docente estará en la sede del MEDUCA, en Cárdenas, para ver si le dan una explicación.