Con paciencia, perseverancia y dedicación han logrado tener por más de 30 años un negocio familiar, que hoy día garantiza la educación de sus hijos.
Nilka Vilez, madre de 4 niños, comentó que con mucho esmero y empeño se dedica a la venta de artesanías, labor que realiza desde hace muchos años.
Entre los objetos que se pueden apreciar en su mesa de ventas se encuentran: hermosas aplicaciones de molas en carteras, collares elaborados con tagua y caracoles, hamacas, máscaras de chunga con caras de aves, y diversos "souvenirs".
Siempre sale de su casa con el positivismo de que la venta del día será buena, pues casi siempre es de 100 balboas por día, lo que le permite tener una estabilidad en su hogar.
¿QUE COMPRAN LOS TURISTAS?
En su local los turistas compran las molas que tienen diseños de pájaros o con motivos de la naturaleza. A ellos no les importa si de repente una artesanía cuesta hasta 50 balboas.
Nilka advierte que los turistas aprecian las artesanías panameñas, más que los nacionales. " Es lastimoso que no se les enseñe a nuestros hijos a valorar nuestras artesanías", agregó.
Actualmente, el negocio ha crecido, gracias al esfuerzo de todos los miembros de su familia, que han logrado tener tres locales de artesanías: uno ubicado en Panica frente a la estatua Morelos, Panamá Viejo; otro en el Mercado de Artesanías, y de vez en cuando, en el Mercado de Las Pulgas que realiza la Oficina del Casco Antiguo, una vez al mes.
En tanto, los panameños prefieren llevar las pulseras de chaquiras o de tagua, collares y otros accesorios.
Nilka es Ngöbe Buglé, pero ha aprendido muy bien a confeccionar las molas de los kunas, puesto que su esposo es de esa etnia. La suegra de Nilka también la ha instruido.
Se ve claramente que la mezcla de estas dos culturas ha resultado productiva, porque le han sacado provecho, generando además, plazas de empleos para los demás miembros de su familia.
CON MUCHA FE
Al salir de casa, siempre tiene presente a Dios, y que la venta del día será mejor que la del anterior.
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