
Mar�a se siente orgullosa de trabajar el cogollo.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Mar�a se siente orgullosa de trabajar el cogollo.
Foto: ROBERTO BARRIOS
�La artesan�a es el alma de Dios, para todo el que se dedica a aprender este ejemplo de nuestros abuelos que dejaron la ense�anza de c�mo cuidar la planta de la bellota�, pero no solo este verso estaba impreso, sino que esta artesana lo recitaba con sencillez y mucho entusiasmo.
Su mam� fue la que le ense�� a tejer con gran maestr�a el cogollo. Ese conocimiento Mar�a se lo pas� a sus hijos, quienes se compraron sus cuadernos y los �tiles escolares confeccionando y vendiendo artesan�as.
De este noble profesi�n Mar�a est� satisfecha, porque con trabajo y mucho esfuerzo construy� su casita y pudo educar a sus ocho hijos, que la llenan de orgullo, porque en la actualidad son todos unos profesionales.
Esta talentosa artesana sue�a con la construcci�n de un taller, pero lamentablemente no cuenta con los recursos econ�micos para hacerlo. A pesar de eso no deja de so�ar, pues sabe que con el favor de Dios ese sue�o tan lejano alg�n d�a puede convertirse en realidad.
De momento trabaja duro en el puesto que tiene en el Mercadito Artesanal de Penonom� y en el que tiene en El Valle de Ant�n, vendiendo sus artesan�as a nacionales y turistas, que al ver su trabajo quedan enamorados.