Un le�n desgastado por los a�os e impotente ante su enfermedad, yac�a en la tierra a punto de morir.
Un jabal� se precipit� sobre �l, y veng� con un golpe de sus colmillos una herida mucho tiempo atr�s recibida.
Poco despu�s el toro con sus cuernos lo corne� como a un enemigo.
Cuando el asno vio que la bestia enorme podr�a ser atacada impunemente, �l lo pate� en su frente con sus talones.
El le�n, que expiraba dijo: �He tolerado de mala gana los insultos de los valientes, pero ser obligado a soportar tal tratamiento de ti, que eres una desgracia de la naturaleza es, en efecto, sufrir una doble muerte�.
Nada molesta m�s a los poderosos que ser humillados por los d�biles.
Si bien a primera vista, la f�bula de hoy pareciera enfocar la injusticia y el abuso contra el imposibilitado, tambi�n nos recuerda la realidad de una justicia superior� la de Dios. Todos necesitaremos dar cuenta de nuestros actos delante de �l� unos antes, y otros despu�s.
El c�mo utilizamos los recursos y talentos que Dios coloca en nuestras manos es asunto que debe ser enfrentado con seriedad, ya que alg�n d�a, nos tocar� ver a otros que, con much�simo menos, sean felicitados por nuestro Se�or por mostrar fidelidad en lo poco.