Valentina es una bailarina e intelectual, a quien la droga y el alcohol cambiaron su vida de manera radical. Los vicios tocaron a su puerta sin haberlos llamado, pero se quedaron con ella, impidiéndole ser lo que hubiera querido: Una buena madre y una hija agradecida.
Valentina es una de esas personas que no ha podido escapar del oscuro mundo de la narcodependencia. Ella es una de esas indigentes a quien usted ve en las calles, acostadas en pedazos de cartón, donde las sábanas no existen, mucho menos una cómoda almohada y su vestimenta siempre es la misma.
Lo cierto es que detrás de cada una de estas personas, hay una historia conmovedora que contar.
DIAaDIA conversó con ella, una mujer de 42 años, a quien por factores externos, como la infidelidad de su esposo, la llevaron a convertirse en una indigente.
Es hija de un reconocido poeta e historiador panameño, pero lo más lamentable es que esta madre abandonó a sus cuatro hijos y a su pequeña nieta, aunque al recordarlos da muestra de ferviente amor por ellos. Es una persona de buena educación y de buenos principios.
Su lugar para vivir desde hace 5 años es el sector de Pueblo Nuevo, a orillas de una calle. "Truene, llueva o relampaguee", como dice ella, allí estará con una gran piedra como única compañía en las solitarias noches.
Su vestido chocolate, su cara soñolienta, su cabello despeinado, su aliento etílico y su evidente desaseo, bastaron para comprender a medida que pasaba la entrevista que bajo ese aspecto, hay una mujer lúcida que extraña a su familia y regresar a ella es su más grande sueño.
Sin embargo, su mayor problema es que no acepta ayuda, porque cree en su auto-rehabilitación. Se ha evadido de Hogares Crea, donde fue llevada por su familia a causa de su adicción: "la drogadicción y el alcoholismo".
Según su madre, a quien Valentina había llamado para decirle que saldría en DIAaDIA, la familia ha hecho lo posible para sacarla de esta situación extrema, pero se ha resignado ante su negativa de ser atendida por expertos.
ALMAS CARITATIVAS
Mientras conversamos con Valentina, los moradores y transportistas que caminaban en ese momento le gritaban: "vaya Valentina" y ella contestaba ese saludo con un silbido muy peculiar. Algunos nos comentaron que es una mujer muy educada, de buena familia y que le gusta bailar. Por su don de gente se ha ganado el cariño de todos, quienes en ocasiones la bañan, le regalan ropa y le dan comida. Además, nos pidieron que hiciéramos algo por ella porque se lo merecía.
PSIQUIATRA
Según Gaspar Dacosta, médico siquiatra, en estas situaciones la familia presenta una enfermedad que se llama codependencia, que consiste en que no se sienten bien si su ser querido no está bien; sus emociones se vuelven reflejo de las emociones del adicto, en vez de proteger a la persona, la familia termina siendo controlada por la enfermedad adictiva.
"Si la adicción lleva al individuo a la cárcel o al hospital, no es responsabilidad de la familia, es una decisión individual", dijo.
Sin embargo, para DaCosta no todo alcohólico o drogadicto termina siendo un indigente, pero hay un subgrupo que llega a caer en esa situación porque pierde los límites. Producto de esa adicción va cambiando, pierde su trabajo, a su familia y vive sólo para el vicio.
Juana Herrera, directora del Instituto Nacional de Salud Mental de Panamá, afirmó que las personas cuando llegan a esa situación se autojustifican para seguir tomando o para drogarse, y no aceptan que ellos solos no pueden salir de esa vida.
Herrera recomienda ubicarlas en albergues donde se les dé alimentación, sin coartarles la libertad. "Si la persona no quiere ser tratada por especialistas no se le puede obligar, no funciona así", aseguró.
Según un informe de Vigilancia Municipal de la Alcaldía de Panamá, el año pasado se recogieron alrededor de mil 400 indigentes que fueron remitidos a varios albergues, que en su gran mayoría están ubicados en Calidonia, Santa Ana, San Felipe y hasta en Bella Vista.
¿QUIEN ES VALENTINA?
Valentina es hija del reconocido poeta Álvaro Menéndez Franco y de Elisa de Menéndez. Esto muestra que el haber salido de un seno familiar de buenos principios, no fue suficiente para evitar caer en las garras de la adicción al alcohol y las drogas.
Familia que, según Valentina, nunca la abandonó; todo lo contrario, ha luchado por ella, pero su propia voluntad estuvo por encima del amor y ayuda que un día recibió. Allí la dejamos con sus ojitos relampagueantes, su carita sucia, con la roca como su cobijo, con el amor y devoción hacia su padre, a quien idolatra, y con la esperanza de algún día salir del mundo que la ha atrapado y que no la deja ser quien fue.
MENSAJE
Cada uno de los indigentes que está en las calles tiene una vida, una historia; en su mundo ellos son los protagonistas, los salvadores... los héroes. La próxima vez que vea uno, piense en qué pudo haberle pasado, quién fue, por qué está allí; allí encontrará la respuesta, ya que a cualquiera le puede pasar... ¡Hasta a usted!
RECUERDOS
Valentina fue compañera de estudios del mandatario Martín Torrijos Espino, a quien considera su amor platónico.
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