Italia rompió ayer el mito de la invencibilidad alemana en Dortmund, con dos goles agónicos de Fabio Grosso y Alessandro Del Piero, que le abrieron las puertas de su sexta final de la Copa del Mundo, al derrotar a Alemania 2 por 0, en un partido intenso desde el primer minuto
Alemania, que no ha vencido jamás a Italia en un Mundial, habrá de esperar al menos cuatro años más para romper el maleficio.
El partido se presentó desde el comienzo con muchos nervios y de ambos lados se vio que los jugadores salieron a no darse ventajas, con una marca pegajosa en el centro del campo, no exenta de faltas por una y otra parte.
En ese pulso sacó ventaja Italia, que tuvo a lo largo del primer tiempo, un claro dominio en cuanto a posesión de pelota se refiere y logró forzar muchas faltas en terreno alemán, jugando por los costados, y muchos saques de esquina.
Italia intentó llegar ante todo por la derecha, con Mauro Camoranesi dándole muchos problemas a Philipp Lahm, pero también hizo incursiones interesantes por la banda contraria.
Alemania opuso resistencia con esporádicas combinaciones rápidas, en las que con frecuencia aparecía Miroslav Klose, un tanto alejado del área y tirándose a las bandas tratando de abrir la defensa italiana.
El seleccionador de fútbol de Italia, Marcello Lippi, aseguró que "hubiera sido injusto no ganar" a Alemania "o ir a los penaltis" en la primera semifinal del Mundial.
Mientras que Jürgen Klinsmann se mostró orgulloso de su equipo, tras la eliminación en semifinales ante Italia y se negó a hablar sobre su propio futuro, cuando se le planteó la continuidad.
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