Desde que tengo uso de razón, mi madre me ha dicho una frase que es muy cierta y que con el pasar del tiempo me ha servido de mucho: "el peor error del ser humano es no aceptar sus errores, ni las críticas que pueden llegar a favorecerle en un momento dado".

¿Por qué nos costará tanto aceptar cuando nos equivocamos o cuando otra persona puede llegar a ser algo mejor que nosotros?, será envidia, dolor; la respuesta, en verdad, no la tengo. Pero lo que sí sé es que la salida más fácil, es justificar los errores sobre bases que no tienen ningún sentido, tratando de culpar a terceros por las fallas que, en un principio, no quisieron ver.

La derrota es dura y difícil de superar, pero lo más valioso es tomar esa situación como una caída de la cual nos levantaremos y saldremos mejor la próxima vez.

La vida está llena de críticas, algunas muy buenas y otras malas, estas últimas son las que nos hacen crecer. La rabia que se siente al recibirla, debería canalizarse en otras cosas y no en culpar a los demás.

La impotencia es un sentimiento muy común en estos casos, dar el todo por el todo en algo y donde al final no seas reconocido como mereces y que otros sí, puede llegar a ser frustrante para muchos, quienes, por un minuto, pensarán colgar los guantes y no luchar una batalla que "supuestamente" otros tienen ganada.

Afortunadamente, hay personas que no toman esta actitud, que a pesar de considerar que la crítica no fue justa, siguen adelante, la asumen y aprenden de ella.

Hazlo tragar sus palabras, que se dé cuenta que lo que dijo sobre ti, no es verdad. Pues detrás de cada juicio hay un reto y es decisión de nosotros si lo tomamos o no.

Así que tú tienes la última palabra. ¡Anímate, participa, únete al reto! Quién quita y terminas ganándolo.