Reconozco que me da mucha pereza ver las entrevista que en los medios le hacen al señor Presidente porque en todas, absolutamente en todas, él convierte a los colegas en un bistec de dos vueltas, los saborea y se los come con salsa agridulce y hasta chimichurri. Recuerden como la marcha de los medios la convirtió en su-ya.
La semana pasada sintonicé la entrevista que le hizo Eduardo Lim Yueng al Presidente en un especial de TVN Noticias por la celebración de sus primeros 365 días de gobierno.
Inicialmente presentaron dos reportajes donde supuestamente hacían una radiografía crítica de la gestión del gobierno preparados por Griselda Melo y Elizabeth González. Ambos reportajes no dijeron nada, las fuentes orales fueron las mismas de siempre, entiéndase, Raiza Banfield, Angélica Maytín, Jaime Abat, Alberto Vallarino, Miguel Antonio Bernal, entre otros, cero esfuerzo por algo diferente. En otras palabras, pan de lo mismo. Nada nuevo, las mismas personas de siempre a las que ya les conocemos sus planteamientos porque los vemos en los noticiarios todos los días.
Después, entró la entrevista con el Presidente en el estudio de noticias. A diferencia de los noticiarios diarios, increíblemente la iluminación estaba impecable, los tiros de cámara perfectos, el audio maravilloso. Todo como por arte de magia ¡Que suerte!
En ocasiones me sentía que estaba en un segmento de 'La Hora del Rush'. Brincaban de un tema a otro y ninguno lo profundizaban. No había hilo conductor ni secuencia. El señor Lim Yueng, entre frases de doble sentido, inclusive con insinuaciones y hasta mensajes ocultos con sonrisas pícaras quería que el Presidente respondiera lo que él deseaba en vez de, con seriedad y profesionalismo, preguntarle sin filtros ni temores. No aterrizaba y se la pasó diciendo "se ha mencionado", "se ha escuchado", "se ha dicho". Un periodista basa una entrevista en hechos y los rumores los investiga, los comprueba y se enfrenta a su entrevistado con pruebas concretas y preguntas cerradas, directas, no abiertas y menos siendo el Presidente de la República que por todos es sabido se maneja muy bien en las aguas mediáticas. ¡Llegaban momentos en que el Presidente lo entrevista a él! Inclusive, los comentarios de los televidentes, algunos, ya se los habían enviado por adelantado al Presidente. ¿Qué es esto? ¡Por Dios!
Una cosa es tener capacidad profesional y otra muy diferente capacidad intelectual. Si un entrevistador no tiene la capacidad intelectual o sapiencia en ciertos temas, como por ejemplo, los grados de inversión otorgados a Panamá, o lo estudia, lo investiga y se capacita con expertos economistas o no lo pregunta. Pero jamás dice al aire, "para quedar de humilde", que no sabe qué es eso. Eso demuestra poca preparación y menos profesionalismo.
Fueron 53 minutos con 15 segundos donde el señor Presidente fue a decir las bondades de su gobierno y 53 minutos ausentes de cuestionamientos que pusieran a temblar al presidente sobre sus desaciertos. ¡Que pena! Estoy seguro que el Presidente se fue de ahí feliz y diciendo: "que me entrevisten aquí sí que es soplar y hacer botella papá".
