Una subteniente, de apellido Sánchez, "arrestó" a tres menores de edad que estaban con sus padres en un lugar donde se vende licor (pero también pollos y hay maquinitas para que jueguen los niños), y hasta obligó a los chiquillos (de 5, dos y un año y medio, respectivamente) a estampar sus huellas dactilares en una citación judicial.
Los padres consideran prepotente y abusiva la actitud de ella, quien obligó a los niños a permanecer en una sala de guardia desde las 9:30 de la noche hasta la 1:00 a.m.
Acompañados por sus padres, los "detenidos" jugaban en los carritos, mientras esperaban que les despacharan un pollo. La subteniente estuvo a punto de montarlos en el patrulla, pero los papás no la dejaron.
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