"Quiero morir con las botas puestas". Sergio Calderón es un hombre de 64 años que no duda ni un minuto de su vida en trabajar.

A pesar de su edad, sus deseos de continuar activo son evidentes. Desde hace 30 años reside junto con su esposa y tres de sus cinco hijos en Los Libertadores, donde actualmente tiene un kiosco.

Calderón explicó que antes trabaja como Técnico Mecánico Industrial, pero en vista de que quedó desempleado, decidió sumarse a la fila de microempresarios. Ahora, poco a poco, en sólo unos 3 años, su negocio, el kiosco "Nina", ha progresado.

Su clientela es buena, son sus propios vecinos los que le compran desde frutas, pastillas, bebidas y hasta dulces que él mismo prepara, además, vende periódicos.

"La verdad es que ya no me pongo a conseguir trabajo, porque he llegado a una edad en la que no puedo hacer muchas cosas, le dejo la oportunidad a otras personas de conseguir trabajo".

Pertenece a la comunidad Apostólica Hossana, tiene más de 20 años de ser cristiano y trabajar para Dios.

VENDE

Frutas, dulces de pasita, vainilla y chocolate, además, vende yogurt con gelatina, bebidas, sodas, entre otras cosas.