En el humilde hogar de María Eugenia Dávila, sólo se escuchan los buenos comentarios de quién era ella.

"Ella era una muchacha muy tranquila, era muy de su casa", dijo uno de los tíos, que acompañaba en el dolor a los padres y hermanos de la joven de tan sólo 20 años, a quien un hombre obsesionado y desalmado le arrebató la vida y luego se la quitó él.

En uno de los rincones de la casa, rodeada de flores y velas, estaba una foto en grande que muestra en vida a María Eugenia. "Ella era muy alegre y tranquila, pero muy luchadora", comentó con una sonrisa melancólica su padre, el señor Davis Dávila.

María Eugenia cursaba el segundo año de la Licenciatura en Administración de Recursos Humanos. Hace un año y medio, empezó a trabajar en los Laboratorios Raly y le arreglaron el horario para que pudiera estudiar en la mañana e ir, de 1 de la tarde a 8 de la noche, a trabajar.

"Ahí era muy querida por sus compañeros de trabajo..." (el señor Dávila hace una pausa como para recobrar el aliento y prosigue), "muy querida por sus vecinos.. a ella todos la querían", acotó.

Sólo hace unos meses, María Eugenia solicitó un préstamo para arreglar la casa donde vivía con sus padres y hermanos, en Monte Rico de la 24 de Diciembre.

AGENCIAS DE SEGURIDAD

Con el homicidio de María Eugenia, una vez más queda en tela de duda cuál es el procedimiento que adoptan estas empresas de seguridad para contratar a sus empleados. Según Wilfredo Hurtado, Jefe de Investigaciones Criminalísticas de la PTJ, estas empresas deben tener un perfil psicológico de los empleados que quieren recluir para estos puestos. Además, realizarán la necropsia para determinar si hubo o no abuso sexual a la víctima.

INSEGURIDAD

Para la familia, los dueños de estas empresas de seguridad sólo se llenan los bolsillos, sin importarles la seguridad de los demás.