La mejor manera de enseñar a sus hijos a comer bien, es cocinar y comer juntos. Si le permite que le ayude a preparar la comida (tan pronto como sea capaz) se sentirá motivado a probar nuevos alimentos que él mismo ha preparado.
Las recetas en las que los niños pueden participar con mayor facilidad y seguridad son las de elaboración sencilla que no requieren la utilización del fuego. En caso de que lo necesitaran, conviene que los niños realicen las operaciones previas y la decoración final y sean los padres quienes cocinen los alimentos.
Los niños más pequeños pueden hacer sencillas tareas que le despertarán sus sentidos, su curiosidad, su desarrollo psicomotor y el sentido de responsabilidad, por nombrar algunos beneficios que esta actividad les proporciona.