La mujer está tomando mayor participación en la toma de decisiones en las poblaciones Emberá Wounaan. Esa fue una de las observaciones que se obtuvo durante el desarrollo del IX Congreso de Tierras Colectivas Emberá Wounaan, en la comunidad de Puerto Piña, donde hubo más de 500 participantes y se debatieron temas de interés social y político. El fuerte de este congreso es alcanzar que las comunidades indígenas puedan hablar con propiedad de las tierras colectivas y las leyes que la rigen.
DIAaDIA tuvo la oportunidad de participar en esta reunión y le cuenta alguna de las incidencias que trascendieron en las sesiones. Además de presentar parte de su cultura y costumbres.
LLEGO LA HORA
Era de noche y aunque Puerto Piña no es un pueblo netamente indígena, hubo una invasión de Emberá y Wounaan para este congreso.
El punto de encuentro fue en el tambo de Puerto Piña. Aunque había una lista de temas a seguir, lo primero que buscaron fueron los cocineros y colaboradores para fregar. Esto fue un lío, ya que en la comunidad anterior, como eran los anfitriones, cargaron con el peso de esta responsabilidad y ahora la querían distribuir entre todos. Algunos se ofrecieron muy entusiasmados, pero cuando les dijeron que había que levantarse a las 3: 00 a.m., desistieron y no era para menos, pues había unos 600 participantes que alimentar. Al final nombraron delegaciones de todos los pueblos indígenas para atender la cocina.
UNA GRAN RESPONSABILIDAD
La directiva procedió a elegir a los "zarras". Cada comunidad postuló a dos jóvenes, los cuales se encargan de velar por el orden del congreso, de que las personas no porten gorras ni sombreros en la asamblea y que todos los participantes escuchen lo que se discute. Además, están pendientes de que nadie se duerma. De lo contrario, le dan un golpe leve con la vara policial (palo) que los distingue. Hubo 21 zarras juramentados, los cuales al no ser obedecidos pueden transferir el caso a las unidades de la Policía Nacional para su detención.
Este es un servicio Ad Honorem y se establecen turnos las 24 horas.
En casos extremos recurren al cepo, que es donde atan a los congresistas por uno de sus pies a pleno sol o bajo lluvia por algún incumplimiento. Por suerte no hubo en Puerto Piña.
NO HAY PIEDAD CON POLITICOS
En el debate para establecer la agenda, no faltaron los chistes, comentarios sarcásticos y propuestas de última hora entre los dirigentes. Como se anunció la visita de dos candidatos presidenciales, los dirigentes o "nocoras" acordaron que a su llegada no se interrumpiría la sesión y que debían sentarse en el balso, que es una especie de banco rudimentario, hasta que le cedieran la palabra.
No faltó quien expresara, en tono jocoso, que había que pedirle a los candidatos un cheque. Cada nocora iba llegando y se reportaba. Curiosamente, uno de los que llegó de último fue el cacique general, razón por la cual algunos de la asamblea denunciaron que eso era injusto, ya que habían viajado varios días y estuvieron puntuales, pese al cansancio y otros contratiempos en alta mar. Otros más radicales pidieron el cambio de la directiva in so facto.
UN GRAN APOYO
Se conoció que el famoso yate "Pájaro Jai", zarpó desde los Estados Unidos para recoger anticipadamente a los congresistas de las comunidades del Pacífico darienita, desde la capital. Estando en Playa Muerto se quedaron sin combustible, por lo que dos bachas tuvieron que remolcarlo hasta la playa de Puerto Piñas y luego hacer trasbordo en botes.
UNA MAñANA FRIA
Este congreso se desarrolló en dos días. Al inicio de la primera sesión, sucedió que el micrófono no encendía y como estaba lloviendo, entre los congresistas expresaron que "tal vez necesita un cafecito caliente". Las carcajadas no se hicieron esperar.
Los zarras sorprendieron a muchos con gorra y hasta las unidades policiales que observaban el congreso se vieron obligados a quitarse las boinas.
Para animar el ambiente, se inició con una presentación cultural por parte de los congresistas de Playa Muerto. Llovieron los aplausos para las danzas de las mujeres y gritaban: "Esas son las mujeres de Playa Muerto", como si estuvieran en un concierto. Eso fue divertido.
LOS TEMAS
Los encargados de comisiones actualizaron a los congresistas. Una de las intervenciones más conmovedoras fue la de Andrea Lino, una dirigente que viajó desde Emberá Drúa, en las riberas del río Chagres, para exponer la realidad de su comunidad. Ella habló con propiedad y cautivó la atención de todos.
Destacó la preocupación de que la participación de los indígenas en el país pareciera estar archivada y que hay comunidades donde no comen. "Mi casa no es una mansión, allá se come plátano con sal. Ya no hay plata pa' comer y menos pa' comprá una paruma. Vamos a quedar en panti, como piedreras".
Con voz entrecortada pidió a los dirigentes luchar por sus pueblos. La asamblea le aplaudió hasta más no poder y hasta fue nombrada como miembro de una cooperativa para gestionar apoyo con agencias de cooperación internacional.
ESPERAN UNA LEY JUSTA
Por su parte, Leovigildo Doviaza, cacique general, explicó a DIAaDIA que una ley sobre tierras colectivas regularía las invasiones que están ocurriendo en los territorios indígenas, por parte de los colonos y extranjeros que quieren explotar estas áreas. Se conoció que las tierras colectivas abarcan el 98% de la extensión de Darién y se componen de áreas protegidas y el Parque Nacional Darién.
Doviaza anunció que las comunidades indígenas de Darién no descartan una protesta masiva hacia la capital, si el Gobierno Nacional no legisla a favor de estos poblados darienitas.
LA NOVEDAD
Ayer, por primera vez se eligieron a las autoridades de las comunidades
Emberá Wounaan ubicadas en la cuenca del Canal. El presidente del Congreso es Mateo Mecha y el cacique regional es Neldo Tócamo. La elección se hizo en la comunidad Emberá Drúa entre ocho pueblos indígenas.