Al fin, murió la ilusión del sueño, y el nuevo campeón mundial será europeo.

El primer tiempo, si bien Holanda tras los primeros diez minutos, empezó lentamente a dominar, los goles parecieron sacados de otro partido.

Giovanni "Gío" Van Bronckhorst, sabiendo que los 35 años pesan, no quiso gastar en carreras agobiantes y le dio por sacar un remate imparable, desde unos 35 metros, que se coló por el ángulo superior izquierdo derrotando al guardián Néstor Fernando Muslera. Y como una copia al carbón, Diego Martín Forlán, con otro sensacional remate de 35 metros, empató las acciones, cuando faltaban cuatro minutos para el descanso.

En el tiempo de clausura, se invirtieron los papeles. Uruguay se lanzó al ataque, con vehemencia y algo de tozudez, porque desordenó el férreo esquema defensivo, que Óscar Tabárez planteó para frenar al rival más peligroso con el que había jugado en lo que va del Mundial, y Holanda encontró la llave del candado que cerraba la cortina metálica y en sólo cuatro minutos, dio vuelta el marcador, a los 69' con un buen tiro de Wesley Sneijder, que nos pareció en posición fuera de juego, y a los 73' con un frentazo de Arjen Robben.

Pasado ya un minuto de los 90' reglamentarios, Maximiliano Pereira descontó para los Celestes, pero no habría tiempo para más. El 3-2 definitivo fue justo y merecido, por la cuota de fútbol que puso Holanda.