Sus trabajos están en peligro


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Hay buseros que en ocasiones compran la docena de toallas, esto cuesta $1.00.

Foto: ROBERTO BARRIOS

  • Sus trabajos están en peligro

    Hay buseros que en ocasiones compran la docena de toallas, esto cuesta $1.00.

    Foto: ROBERTO BARRIOS

  • Sus trabajos están en peligro

    Los taxistas también son sus clientes.

  • Sus trabajos están en peligro

    Castillo tiene fe en que saldrá adelante.

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    Hay buseros que en ocasiones compran la docena de toallas, esto cuesta $1.00.

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    Los taxistas también son sus clientes.

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    Castillo tiene fe en que saldrá adelante.

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    Castillo tiene fe en que saldrá adelante.

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    Los taxistas también son sus clientes.

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    Castillo tiene fe en que saldrá adelante.

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    Hay buseros que en ocasiones compran la docena de toallas, esto cuesta $1.00.

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    Los taxistas también son sus clientes.

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    Castillo tiene fe en que saldrá adelante.

Nayeli Williams - DIAaDIA

Afectados. Con el rostro lleno de sudor y colorado por el sol, estaba Marcelino Lucero, un humilde panameño que día a día sale a la Plaza 5 de Mayo a vender toallitas. De sus 50 años de vida, tiene 38 vendiendo estos artículos que son necesarios para los ciudadanos, en especial para los conductores de buses; sin embargo, con la llegada del metrobús, sus ventas han disminuido considerablemente.

De más a menos

Lucero manifiesta que tiene cuatro hijos que ya son todos unos profesionales, a todos los ha mantenido con este trabajo. Cansado, pero satisfecho, dijo que antes vendía cerca de 1000 toallitas al día y ahora solo 500. En los colectivos de ahora no pueden subirse y las ventanas permanecen selladas, por lo que el contacto con los demás se hace imposible.

Fe en Dios

En la misma condición está Isidro Castillo, de 50 años, quien desde los 15 años labora como vendedor de toallitas y, pese a conocer a muchas personas en el negocio y tener cientos de clientes, las ventas jamás serán las mismas. “Es un trabajo duro, recuerdo que en los años 70 fui atropellado por un bus”, dijo el sabio hombre, quien hasta el momento no sabe qué será de su suerte cuando la moderna flota esté completa.

Esperanzas

Isidro aseveró que cuando los “diablos rojos” desaparezcan, tratará de ver cómo le va con la venta de toallas a los usuarios, de no ser factible, no descarta seguir con otra actividad, siempre y cuando sea honrada.

La venta de toallas es uno de los negocios más antiguos y que agrupa a más de 150 personas en el ámbito nacional. Su costo es de 25 a 35 centésimos.

 
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