Así se oye

Redaccin | DIAaDIA

Un rey mandó a su hijo a estudiar en el templo de un gran Maestro, para que fuera un gran administrador.

Cuando el príncipe llegó al templo, el Maestro lo mandó solito para un campo. Él debería volver un año después, con la tarea de describir las vivencias en el campo. Retornando al templo, después de un año, el Maestro le pidió que describiera todo aquello que consiguió vivir y oír.

Dijo el príncipe: - Maestro, pude oír el canto de los cucos, el rozar de las hojas, el alborozo de las flores, la brisa batiendo en la grama, el zumbido de las abejas y el barullo del viento cortando el silencio.

El Maestro pidió que el príncipe retornase nuevamente al campo, para oír todo lo más que pudiese. El príncipe obedeció. Por días y noches estuvo solito oyendo, pero no consiguió distinguir nada.

Entonces, cierta mañana comenzó a distinguir sonidos vagos, diferentes de todo lo que oyera antes. Cuanto más atención prestaba, más claros los sonidos se tornaban.

Al retornar, le dijo al Maestro: -Cuando presté más atención, pude oír el inaudible sonido de las flores que se van abriendo, el zumbido del sol calentando la tierra y el de la grama bebiendo el rocío de la mañana.

El Maestro movió la cabeza en señal de aprobación y dijo: - Oír lo inaudible es tener la disciplina necesaria para tornarse en un gran administrador. Apenas cuando se aprende a oír los corazones de las personas, un administrador puede inspirar confianza. La muerte de un país comienza cuando los líderes oyen apenas las palabras pronunciadas por la boca, sin llegar al fondo del alma de las personas.

Ciudad de Panamá 
Copyright © 1995-2006 DIAaDIA-EPASA. Todos los Derechos Reservados