Llegó la hora de la verdad

Berlín | EFE

Será un duelo inédito. La tricampeona Italia, la selección menos goleada del campeonato, se mide hoy en la esperada final del Mundial de Alemania 2006 a Francia, capitaneada por un crepuscular Zinedine Zidane que sueña con entonar aquí su canto de cisne.

El estadio olímpico de Berlín será el escenario de una final mundialista inédita, con un pronóstico más que incierto, ya que ambos llegan al partido decisivo después de haber tumbado con solvencia a los grandes favoritos.

Italia ha sido fiel a sus virtudes tradicionales. El muro transalpino ha sido infranqueable hasta la final, con la única flaqueza del gol, curiosamente en propia puerta de Cristian Zaccardo, que significó el empate ante Estados Unidos en la primera fase.

La trayectoria de Francia ha sido el constante in crescendo de un equipo enrabietado, porque hasta sus propios compatriotas le daban como jubilado y sin opciones.

Con la batuta de un rejuvenecido Zidane, artífice de los mejores momentos de calidad del torneo, Francia dejó en la cuneta a una embalada España, a la gran favorita Brasil y tiró de oficio en semifinales para doblegar a Portugal; algo que parecía increíble, después de su discreta primera fase.

La historia está del lado de Italia, que ha ganado tres mundiales y disputará su sexta final, pero cuidado con Francia, que siempre ha salido victoriosa en las finales importantes: Eurocopa de 1984, el Mundial de 1998, en ambas como local, la Eurocopa 2000 y las Copas de las Confederaciones de 2001 y 2003.

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