Uno no se manifiesta cómo es realmente en circunstancias excepcionales, sino en el comportamiento diario."
BELEN GOPEGUI
La vida en el planeta en más de una ocasión casi ha desaparecido y así mismo ha vuelto a renacer. Ello debido a cataclismos universales. Al perecer las antiguas especies, nuevas formas de existencia, antes opacadas, tuvieron la posibilidad de crecer y evolucionar. El caso más famoso es el de la colisión de un asteroide con nuestro planeta, catástrofe que provocó la extinción de los dinosaurios y el desarrollo evolutivo de los mamíferos. ¿En las sociedades humanas ocurrirá algo parecido?
En la historia de Panamá hay momentos que tienen en común el quiebre y la reorientación de la sociedad istmeña. El 28 de noviembre de 1821 (independencia de España), el 3 de noviembre de 1903 (separación de Colombia), el 11 de octubre de 1968 (golpe de estado militar). Y el más traumático: el 20 de diciembre de 1989 (invasión de los EUA).
A partir de las 11: 00 de la noche del 19 de diciembre de 1989 Panamá sufrió la más grande hecatombe de la era republicana. Lo acaecido en tan fatal noche sólo, creo, puede ser comparado con la Guerra de los Mil Días (1900-1902). Para junio de 1990, momento del retiro de las tropas invasoras, nuestra nación ya no era la misma. Las bombas, los retenes, el saqueo, los arrestos, los exilios y un nuevo gobierno se encargaron que así fuese. Pero no nos quedamos allí.
El 31 de diciembre de 1999, a pesar de que la invasión pareció indicar que las tropas estadounidenses se quedarían para siempre, también fue una fecha de cambio de rumbo. En esos días escuché al dirigente político Rubén Darío Sousa afirmar que la consigna de la soberanía ya estaba cumplida y que ahora era obligatorio democratizar el país. Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Por qué la especie democrática no ha reemplazado definitivamente a la especie dictatorial panameña?